La guardia civil peregrina: mil auxilios en medio año de ruta jacobea por Tui
VEN A GALICIA
La oficina móvil presta servicio a diario a quienes hacen el Camino
19 feb 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Sellar credenciales, ayudar a curar ampollas, a limpiar heridas, a hacer traslados, informar sobre incidencias en la ruta, explicar cómo localizar algún albergue o servicio de emergencia, acompañar a un enfermo, tramitar denuncias.... En algo más de medio año en ruta por el Camino de Santiago, la Oficina Móvil de Atención al Peregrino (OMAP) en la provincia de Pontevedra ha prestado más de mil auxilios humanitarios con 25.000 kilómetros patrullados en 4.200 horas de servicio activo. El equipo, dirigido por el subteniente Maquieira, al frente también del Centro Operativo de Servicios (COS), de la Comandancia de Pontevedra, ha de hacer en su día a día de psicólogo, enfermero, guía, pero aún así y, con humor, reconocen que la pregunta que más siguen escuchando en cuanto les ven uniformados, también en pleno Camino de Santiago, sigue siendo: «¿Pasó algo?».
«La cercanía siempre es nuestro objetivo. Queremos que la gente nos hable y nos vea porque es la mejor manera de transmitir seguridad», apunta Maquieira. En la unidad móvil blindan los caminos de las seis rutas que cruzan parte de la provincia, los guardias Vea, Salomón y Carpintero. Este equipo peina a diario tramos de los distintos caminos con el objetivo de auxiliar a todos los peregrinos con los que se cruzan y, según pudo comprobar La Voz, sus caminos se cruzan en muchos casos para siempre, porque muchas de esas personas cuelgan en las redes fotos con los guardias e incluso hablan de su servicio como valor añadido en las páginas especializadas en los Caminos de Santiago.
«Nos gusta mucho interactuar con ellos y estamos muy orgullosos de ayudar a hacer un camino más seguro. Hay muchísimas personas que caminan solas y es especialmente importante para nosotros comprobar que muchas de ellas son mujeres y se sienten igualmente seguras», señala el subteniente Maqueira.
Pese a ser invierno y aún en pandemia, trabajo no les falta ya que en el Camino portugués, el segundo que más flujo aporta a Santiago, se vive un febrero con casi más afluencia que antes de la crisis. «Solo nos faltan los coreanos, que eran habituales este mes, y hay menos extranjeros en general, pero tenemos una cantidad de peregrinos similar a antes de la pandemia», dice Mónica Crisóstomo, del albergue Ideas Peregrinas.
En verano hay más caminantes, pero en invierno se multiplica la dificultad de cualquiera de las rutas y hay más gente que transita en solitario, por lo que el trabajo de los guardias es especialmente relevante. Andy Wade, de Australia, fue el primer peregrino con el que ayer se cruzaron en Tui. «Hace tres años hice el Camino Francés, pero no pude completarlo porque mi madre enfermó y falleció. Ahora vengo a completar la ruta, desde Valença, porque me han dicho que hay menos carretera y no está tan concurrido», explicó Wade, sorprendido al poder sellar su credencial en la OMAP y descargarse un cógido QR con su ruta.
«Es un servicio enriquecedor porque te encuentras, ayudas y aprendes con peregrinos de muchos países», señala el guardia Salomón cuyo puesto habitual, al igual que el de Carpintero y Vea es en la sección de seguridad de traslado de presos. «Es un cambio radical. Aquí fluye la relación con los peregrinos y se crean vínculos». explica Vea, que suma además la experiencia de haber hecho 18 veces el Camino.