Optimismo para el Año Santo en el Camino Portugués: «Tuve gente cada día del invierno»
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Los albergues de Pontevedra dicen adiós a la restricciones del covid, pero temen los efectos de la guerra en Ucrania
02 mar 2022 . Actualizado a las 11:04 h.La maquinaria del Camino de Santiago echa a andar. A las puertas de la primavera, los albergues privados de la ruta portuguesa tienen tantas expectativas como miedos. Algunos casi no recuerdan cómo es vivir sin covid y otros temen que la guerra en Ucrania acabe condicionando esta segunda parte del Año Santo. Y en medio de esta incertidumbre, hay quien no ha cerrado en todo el invierno. Optaron por desafiar a los meses duros en los que el Camino se queda vacío «para poder seguir pagando las facturas».
A los que se unieron a esta especie de resistencia no les ha ido tan mal. «No hubo ningún día de todo el invierno en el que tuviese vació el albergue, hubo noches de uno, de dos o incluso de diez personas», apunta Manuel Vidal, responsable de D’Paso Urban, en O Gorgullón, Pontevedra. Es cauto a la hora de pensar a corto plazo, pero reconoce que «haber abierto en invierno nos dio la vida porque lo poco que había, nos venía a nosotros. Lo que puede pasar en esas fechas es incontrolable, esta vez no se puede decir que fuese muy bien, pero tampoco mal». Ellos optaron por dar el servicio para poder seguir subsistiendo y se nutrieron de algún peregrino, pero también de otros turistas o trabajadores que buscaban estancias más largas y económicas. Nuria Acuña, del albergue Celenis, en Caldas de Reis, también abrió en enero y siguió los pasos de D’Paso Urban. «Hubo poco peregrino, pero con lo que vas haciendo vas pagando alguna factura», comenta en un día en el que ve el vaso medio vacío. Quiere ser optimista, pero a las puertas de un marzo marcado por la guerra, le cuesta. Yolanda Rey, del albergue Albor, en Caldas, tampoco ha cerrado en invierno. Solo cuando el covid le tocó, bajó la verja de su hostel de la calle Real. «Estuve siempre abierta por si venía alguien y estas semanas ya estamos alrededor de un 25 % de ocupación», explica su dueña, que a pesar de las dudas, prevé «una temporada muy buena. He ido cogiendo grupos grandes porque la gente aun no está preparada para compartir habitación».
¿Influirá la guerra?
Los albergues del Camino llegan a esta segunda parte del Año Santo con una nueva incertidumbre a sus espaldas. «Apenas nos habíamos recuperado de la pandemia y nos viene otro revés con la guerra de Ucrania», comenta Candela Garrido, responsable de Acolá, que quiere seguir siendo optimista. Tan optimista como lo fue al ver que las reservas se animaban en enero y febrero de cara a la inminente temporada. «Hemos estado técnicamente cerrados y abriremos ahora en marzo, pero tengo la sensación de que hay reservas, ganas de viajar. Esperamos la temporada alta a partir de abril», subraya Garrido, que a todas sus afirmaciones pone el interrogante que deja la guerra: «Todavía no se sabe si nos puede afectar, pero suponemos que sí. Estamos con el corazón encogido». Los peregrinos que llegan de los países del Este y de Rusia son significativos en el Camino Portugués.
Muchos de los albergues de Pontevedra y Caldas se resignan al ver cómo les puede afectar el conflicto de Ucrania. «El turismo internacional va a tardar en venir, va a costar recuperar la normalidad de antes. Teniendo en cuenta que esa clientela aún no se había normalizado, seguiremos igual», explica Ana Redondo, de Aloxa. No abrirá el albergue hasta el 1 de abril. Cerró por temporada y salvo algún grupo significativo que tiene a lo largo de marzo, no espera actividad diaria hasta la Semana Santa. «La previsión es espectacular», comenta Redondo, que ha aumentado los servicios con la oferta de desayuno y cena.
Sus expectativas son como las de casi todos los albergues del Camino Portugués, que miran a la Semana Santa como el termómetro real de lo que se esperará para el último verano de un Año Santo de doble temporada.
El sector trabaja en una plataforma de reservas e información para albergues privados
La Asociación Galega de Albergues Privados (Agalber) trabaja desde hace meses en una plataforma que facilite a los peregrinos la reserva de camas y dé información sobre cualquiera de la rutas que llegan a Galicia. El sistema, que espera estar en funcionamiento en breve, busca mejorar el proceso de reservas y ser una alternativa real a Booking, una de las mayores plataformas del planeta. En un principio está pensado para los más de cien alojamientos que forman parte de Agalber, pero no se descarta que se pueda abrir a más. Desde la asociación explican que está en fase de desarrollo. «A idea é que non haxa que pagar ningunha comisión por nada. O peregrino reservará a súa litera e lle saltará automáticamente ao albergue», explican desde Agalber.
En la actualidad, el gigante turístico Booking.com cobra una comisión a la empresa por cada reserva que se hace. Esta plataforma está previsto que funcione de forma similar para agilizar las reservas del Camino de Santiago. «Estará en todos os camiños, tanto no Francés como no Portugués, o do Norte ou o Primitivo, que son os maioritarios», advierten desde Agalber, que recalca que la aplicación también facilitará los datos de cuántos kilómetros hay entre las distintas etapas o hará recomendaciones para comer. «Para mí es una iniciativa muy importante porque me ahorraría las comisiones», apunta Yolanda Rey Pardo, del albergue Albor, en Caldas de Reis, que durante la pasada temporada tuvo colgada una enorme pancarta para denunciar el daño que estaban haciendo las restricciones de aforo: «Me ayudaron a hacerla unos niños que el día anterior habían dormido en la calle».