La fiesta se celebrará el domingo y participarán ocho locales hosteleros
04 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Como acostumbraba a suceder, Mazaricos volverá a ser el encargado de poner el broche de oro al entroido barbanzano. Lo hará con cocido y, sobre todo, con bolos do pote en una cita gastronómica que el domingo cumple su vigesimotercera edición condicionada por las limitaciones que sigue imponiendo la actual situación sanitaria.
«Non será una festa multitudinaria como adoitaba pero, polo menos, a súa celebración achegaranos un pouco máis a esa realidade que, despois deste período tan longo e duro, todos desexamos recuperar axiña», apunta Jorge Jurjo, presidente de Hosteleros de Mazaricos, la entidad que, junto al Concello, se encarga de organizar la edición de este año, la primera en la que no habrá degustación gratuita en el Campo da Feria.
Jorge Jurjo comenta que le dieron «moitas voltas ao asunto» y llegaron a la conclusión de que «aínda non se dan as circunstancias axeitadas para levar a cabo a celebración na carpa por mor das aglomeracións de xente que podían darse. De feito, hai establecementos que incluso optaron por non participar este ano polas limitacións que segue habendo nos interiores dos locais ou polas restricións do número máximo de comensais por mesa», señala.
Establecimientos
Con todo, los que no quieran dejar pasar la ocasión de probar los famosos bolos do pote mazaricanos podrán hacerlo en los seis locales de A Picota que participan en la edición de este año —Restaurante O Verxel, Asador Manduca, Restaurante Efe-Eme, Pizzería Pinocchio, Casa Jurjo y Casa Senra—, en Casa Pego de San Cosme de Antes y en el Campamento Corzón, situado en el núcleo de Busto.
En todos ellos el menú festivo será idéntico y estará compuesto por los tradiciones bolos do pote, acompañados de un completo cocido, postre, pan y vino a un precio único de 25 euros por persona. Eso sí, debido a las limitaciones en la hostelería será necesario hacer una reserva previa.
La elaboración de los bolos do pote resulta aparentemente sencilla, siendo los secretos y trucos de cada cocinero los que los hacen totalmente diferentes. En síntesis, la base del producto es la harina de maíz, combinada con la de centeno para darle más consistencia, que se mezcla con agua para formar una especie de masa. Mientras que algunos restaurantes prefieren servirlos sin ningún tipo de relleno, en otros se emplean trozos de panceta, chorizo o tocino para hacer una especie de rustrido que le confiere un sabor especial. Una vez realizada la masa, se compacta lo máximo posible, se le da su característica forma redondeada y se introduce para su cocción en el caldo, que debe estar hirviendo.