Para descansar, esperar, charlar o descubrir el entorno, cada uno tiene su preferido
09 mar 2022 . Actualizado a las 11:07 h.La carrera por contar con el banco más singular hace tiempo que se libra por toda Galicia. Loiba abrió la competición, sin más culpabilidad que la de la mano anónima que escribió la famosa frase que lo proclamaba el mejor banco del mundo, y ahí comenzó el desmadre. Por toda la provincia, como en el resto de Galicia, siguen apareciendo bancos en los lugares más recónditos para autoproclamarse los únicos en algo: las mejores vistas, el más alto, el guardián de la Ribeira Sacra, el banco más...
Pero no solo de las grandes competiciones está la vida llena. Y en el día a día nos encontramos con espacios creados para lo que siempre fueron concebidos los bancos: lugares de descanso, de tertulia, de contemplación, de remanso en el que recuperarse entre la última gestión y la siguiente. De los históricos a los artísticos y de los informativos a los reivindicativos, apuntamos algunos ejemplos.
La obra de arte más disfrutada de la ciudad está en Paz Nóvoa y mantiene una alianza estratégica con un banco amigo, circunstancia que los convierte en todo un icono, sobre todo para el público que tiene como cometido gozar de la vida incipiente. Un artístico banco corrido y Popi son los reyes de la plaza y centro de cualquier actividad: confidencias, iniciación al noble arte del monopatín, fútbol... lo que se tercie y cuando sea necesario. Popi, a la que cada cierto tiempo tienen que llevar a resetear por el desgaste en el uso, aguanta a niños y mayores: cabalgadas, fotos, ordeño, prueba de resistencia de los cuernos y cualquier otra actividad que la imaginación apunte tienen su centro de atención en la obra.
El Concello ourensano instaló hace unos meses un nuevo modelo en su mobiliario. El banco peregrino cumple la doble función de servir de espacio de descanso para los caminantes hacia Compostela, además de orientarles sobre la dirección correcta. El mismo modelo puede verse también en el Malecón de O Barco, indicando a los peregrinos por dónde seguir el trazado del Camiño de Inverno.
No es el único banco singular de la capital de Valdeorras, donde el más llamativo a ojos de cualquiera es, sin duda, el ubicado en la praza do Sagrado. Es un diseño a modo de pieza escultórica que es bonito a la vista además de un lugar perfecto para sentarse y disfrutar de la trasera de la iglesia de San Mauro, y un espacio que los más pequeños de la casa usan como escenario para sus juegos infantiles. En la rehabilitación de la plaza de Domiz, en Carballeda de Valdeorras, se recuperó un viejo pozo y se incluyó un reborde ancho que hace las veces de asiento para los vecinos.
Las plazas mayores de Ourense, Celanova o Xinzo cuentan con elegantes bancos de piedra corridos en sus espolones. Zonas de paseo y de recreo que, con la ampliación de las terrazas de los bares cuando hace buen tiempo, muchas veces quedan incluidas como asiento de las mesas de hostelería. Con todo, son lugares desde los que disfrutar de espléndidas vistas de un monasterio y de la arquitectura típica gallega. Los hay reivindicativos, como los arco iris que se encuentran en la plaza da Constitución de O Carballiño que visibilizan lucha del colectivo LGTBI y también con historia, como los que rodean el gran castaño que está a la entrada del cementerio de Moldes.