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Ferrol, A Coruña y Santiago, en la estela de Torrente, Pardo Bazán y Valle-Inclán

Ramón Loureiro Calvo
Ramón Loureiro FERROL / LA VOZ

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Las tres ciudades conforman un mágico triángulo en el mundo de las letras

06 mar 2022 . Actualizado a las 21:37 h.

Ferrol, A Coruña y Santiago fueron territorio literario, escenario de vida y motivo de inspiración para una brillantísima nómina de escritores de distintas generaciones de la que forman parte desde Otero Pedrayo, que iluminó con su sabiduría Compostela, y Wenceslao Fernández Flórez, que se inició en el periodismo en Ferrol, hasta Luz Pozo Garza —que vivió en A Coruña los años más fértiles de su poesía— y, por supuesto, Cunqueiro. Un Cunqueiro que, aun siendo de Mondoñedo, era también, como todos cuantos habitan la mágica capacidad de ver el envés de las ciudades, de mil lugares diferentes; y, de una manera muy especial, del Ferrol en el que siempre encontró amigos muy leales, del Santiago donde pasó sus años de formación y de una Coruña que, para él, poseía «a luz das cidades asolagadas». Pero entre los escritores cuya estela sigue siendo claramente perceptible en las tres urbes mencionadas resplandecen, también, con una luz muy especial, creadores como Torrente Ballester, la condesa de Pardo Bazán y, por supuesto, Valle-Inclán, cuyo legado reivindican, desde este tiempo nuevo que nos ha tocado vivir, escritores e intelectuales como César Antonio Molina, Ángel Basanta, Alfredo Conde y Xulio Valcárcel.

Torrente, por ejemplo, solía decir, parafraseando a Graham Greene, aquello de «Ferrol me fecit», subrayando (como tan profundamente ha estudiado Ponte Far, uno de los grandes expertos en su obra) todo cuanto la ciudad naval había influido en su formación como escritor. Algo que también subraya, a su vez, el profesor Basanta, uno de los más prestigiosos críticos literarios españoles, al remarcar que ese Ferrol —del que Torrente decía también que era «una ciudad lógica enclavada en una tierra mágica»— resultó determinante para un autor cuya obra afronta «a racionalización do misterio e a misterificación da fantasía».

CÉSAR QUIAN

César Antonio Molina: «Hay lugares que siempre irán conmigo»

«Hay lugares que forman parte de mí, de mi vida y de mis recuerdos, y vaya a donde yo vaya, siempre irán conmigo», dice el poeta, ensayista, y exministro de Cultura César Antonio Molina, al tiempo que reivindica sus vínculos con el Ferrol de Torrente, con la Compostela de Valle y Rosalía en la que él pasó sus años de universidad y, por supuesto, con su propia ciudad, A Coruña.

(Una ciudad, esta última, la cosmopolita capital provincial, de clara vocación atlántica, y cuyo espíritu encarna en buena medida la Torre de Hércules).

Frente a la barbarie

Molina reivindica, además, la memoria de los grandes escritores cuya obra hace del mundo un lugar más habitable: de los autores de libros como La saga/fuga de J.B., Los pazos de Ulloa o Luces de Bohemia. Subraya la importancia de que ciudades como A Coruña, Santiago o Ferrol guarden viva la memoria de esos escritores. E insiste en que, frente a la barbarie, la cultura es «lo mejor que tenemos».

XOAN A. SOLER

Soñar, en Compostela, a Rosalía y al creador de las «Sonatas»

«Sempre me imaxino a Rosalía dirixíndose á capela da Corticela para rezar», dice Alfredo Conde, Premio Nacional de Literatura y autor íntimamente unido a los paisajes más literarios de Santiago de Compostela, de los que también él es una figura fundamental. «Pero a Valle-Inclán, en cambio —añade—, imaxínoo diante do antigo café Derby, tristemente desaparecido xa, e que el frecuentaba. Fronte ao hotel Compostela, no que tamén estivo».

Santiago, tan rico en escritores, naturales de la ciudad o no, está repleto de rincones literarios, dice Conde. Y entre ellos la Alameda tiene un lugar de honor.

La sombra de la condesa en la Cidade Vella y el recuerdo de Manuel María en Orillamar

El poeta Xulio Valcárcel es un gran devoto de la figura de Emilia Pardo Bazán. Como lo es, también, de ese excepcional enclave que es la Cidade Vella de A Coruña. Y allí es, precisamente, donde con más nitidez logra imaginar a la autora de Los pazos de Ulloa. Paseando, por ejemplo, por la rúa Tabernas, donde está la que fue su casa.

Pero, además —añade Valcárcel—, hablar de A Coruña es hablar también de poetas como Miguel González Garcés, a quien Xulio imagina, sobre todo, paseando por los Xardíns de San Carlos. O como Manuel María, poeta de A Terra Chá que vivió gran parte de su vida en Monforte, pero que pasó en A Coruña, ciudad tan querida por él, sus últimos años. Manuel María, recuerda Xulio Valcárcel, vivía en Orillamar, donde a menudo se encontraba, para conversar, con dos de sus más grandes amigos: el también poeta Miguel Anxo Fernán-Vello y el historiador Felipe Senén.