Patrocinado por

La guerra frena las reservas hoteleras en Santiago pero no repercute en las tarifas

Margarita Mosteiro Miguel
Marga Mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

VEN A GALICIA · Exclusivo suscriptores

Sandra Alonso

El temor a un cierre del espacio aéreo dispara la incertidumbre en el sector

12 mar 2022 . Actualizado a las 23:26 h.

«No levantamos cabeza. Es increíble, pero cuando parecía que empezábamos a ver la luz llega una guerra, y ni siquiera se ha superado la pandemia», apunta José Luis Seoane, del hotel Castro. Su establecimiento estuvo cerrado durante gran parte de los dos años que van de pandemia. «Abrimos en agosto del año pasado y en diciembre ya había que cerrar. Ahora acabo de abrir, pero la situación es de total incertidumbre», explica. Su establecimiento se mueve, en un elevado porcentaje, con grupos organizados que vienen de los países nórdicos, Alemania y Francia, pero también de Polonia y Lituania. «Por ahora no han cancelado, pero sé que la situación es complicada». Antes de que estallara la guerra, el hotel de José Luis estaba en el camino de la recuperación. «Ahora solo espero ir aguantando. Las reservas llevaban un buen ritmo, y ahora se frenaron. Es necesario tener, por lo menos, un 30 % para que no pierda. Tampoco gano, pero no pierdo. Ahora estoy sobre un 10 % y sin saber qué pasará en unos meses».

Asegura que la subida de los precios de los suministros y de los productos de alimentación «no puede repercutirse en las tarifas sin más». En el caso de los precios de las habitaciones, al tratarse de grupos con presupuestos cerrados, «no se pueden cambiar. La subida no nos afecta de forma inmediata, pero si esto se alarga, será un problema; se come el beneficio», apunta. Por otro lado, Seoane se queja de la «competencia más que desleal del sector. Hay hoteles de cuatro estrellas vendiendo habitaciones al precio de pensiones».

José Antonio Liñares, del Costa Vella, cree que los efectos de la guerra de Ucrania sobre el sector hotelero todavía están por llegar: «No puede hablarse de cancelaciones; alguna puede haber, pero no es significativo. El ritmo de las reservas de extranjeros era bueno y no paró en seco, pero sí está bajando». Liñares asegura que la situación «es más preocupante que la vivida el año pasado». En su opinión, el sector no tocará inmediatamente las tarifas de las habitaciones, pero habrá ajustes: «No se puede repercutir la totalidad de la subida de servicios, porque sería una salvajada, pero en un porcentaje hay que adaptar precios. Es lógico».

«Este año iba a ser mejor que el 2021; pero ahora, si es igual, ni tan mal»

Esteban Iglesias, director del hotel NH Collection, cree que habrá que esperar un poco más para ver cuál es la evolución de la escalada de los precios de la energía eléctrica y del gas. «Aunque intento ser optimista, tengo que reconocer que la situación es terrible». Explica que las tarifas en la mayoría de los establecimientos suelen actualizarse a principios de año, por lo que «podría aguantarse un poco y revisar después. Claro que los precios presupuestados, con contratos cerrados, no pueden moverse al alza. Tendremos que comernos la diferencia», indica. Aunque no parece viable subir el precio de las habitaciones, es más probable que se produzcan repuntes en los servicios complementarios, como en todo lo que tiene que ver con la restauración. El director del NH Collection explica que en su establecimiento la Semana Santa «es solo una semana más, porque trabajamos con otros tipos de clientes. De todas formas, el año empezó mal y parecía que se recuperaba. Pero ahora se frenó un poco». Antes de que empezara la guerra, «yo decía que, sí o sí, este año iba a ser mejor que el pasado, pero quizá ahora sea que no va a ser mejor. Si es igual, ni tan mal. Vivimos en una total incertidumbre». 

PACO RODRÍGUEZ

Carlos Regueiro Hotel San Lourenzo

«Creo que los alemanes saldrán»

Las reservas de habitaciones para Semana Santa y para los meses siguientes iban en Santiago a buen ritmo. «Esperábamos grupos de turistas extranjeros, de Polonia y Alemania. Y aunque no hay cancelaciones, tampoco esperamos que vengan todos con la situación que estamos viviendo», explica Carlos Regueiro. La palabra que más repiten los responsables de alojamientos es incertidumbre. «Creo que saldrán los alemanes, pero no puedo afirmarlo. Desde que estalló la guerra, se ralentizaron las reservas, porque muchos están a la espera de lo que pueda pasar con el espacio aéreo». A las dudas del sector sobre el futuro de los viajes por ocio, se unen las derivadas de una «escalada descontrolada de los precios de los suministros». Regueiro apunta que los precios de las habitaciones no se pueden subir en la misma proporción: «Nosotros trabajamos con grupos. El presupuesto que se da a las agencias hay que respetarlo. La única opción que nos queda es subir el precio de las nuevas reservas, y tampoco se puede incrementar la tarifa tanto como nos suben los precios de nuestros suministros». Regueiro subraya que, además, no pueden saber cuánto más subirá todo.

PACO RODRÍGUEZ

Xosé Ramón Franco alda hoteles

«Los precios se ajustan solos»

El grupo Alda Hoteles tiene en Santiago siete establecimientos —San Carlos, Avenida, Algalia, Catedral, San Bieito, Bonaval y el albergue Fogar de Teodomiro— bajo la coordinación de Xosé Ramón Franco. Todos están ubicados en el ámbito del casco histórico, lo que «suele garantizar un alto porcentaje de ocupación». Estos días están rondando el 50 % todos, y las reservas para Semana Santa «son buenas». Xosé Ramón Franco reconoce que «las escasas cancelaciones que pueden producirse no son nada llamativas, pero hay que esperar un poco más para ver cómo afecta la pérdida de poder adquisitivo» de sus potenciales clientes nacionales. Y, por otro lado, están a la espera de lo que pasará con el turismo extranjero, «pero es cierto que todo está aún en el aire. Quizá es pronto para ver el efecto», considera. En cuanto a la repercusión en los precios hoteleros del encarecimiento de los suministros impulsado por la guerra de Ucrania, Xosé Ramón Franco considera que «al funcionar con precios dinámicos, que se mueven en función de la oferta y la demanda, puede ser más fácil adaptarlos a la realidad y a las necesidades. Se ajustan solos», señala.