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«Laxeiro podía parecer borde, pero era un ser extraordinario»

David Cofán Mazás
david cofán LALÍN / LA VOZ

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El cantautor Carlos Emilio Rimada presenta en O café de Mili una exposición de pintura en homenaje al artista lalinense

10 mar 2022 . Actualizado a las 20:54 h.

Este viernes, a partir de las 20.00 horas, O café de Mili en Lalín acoge la apertura de una exposición de pintura en conmemoración del Año Laxeiro con obras del cantautor de origen argentino, Carlos Emilio Ribada, en la que homenajea al pintor lalinense, con quien trabó una gran amistad hasta su fallecimiento. Nacido en Buenos Aires e hijo de emigrantes gallegos y catalanes, la conexión entre Laxeiro y Rimada se produce a través de Eulalia de Prada, Lala, que acogió al cantautor como si de un hijo se tratase al tener una gran relación con su madre.

«La que más me marcó fue Lala, es una mujer determinante en la vida de Laxeiro», comenta Rimada, echando la vista atrás en la época que compartió casa con ambos en Vigo. «Yo ya había coincidido con Laxeiro, pero en 1985 me lo encontré con Lala y ella se acordó de mi. Empezamos a cantar tangos y a recordar cosas de la Argentina y me agarró cariño», explica. «Laxeiro era muy bohemio y vivía en un estudio en la calle Príncipe, y ella, que ya era mayor, no podía subir las escaleras hasta el estudio, así que le dijo que se iba a vivir conmigo», asegura.

De este modo comenzó una relación estrecha con los dos, incluso prestándose a cuidarla en sus últimos días. «A Lala le dio un ictus y Laxeiro no quiso llevarla a un geriátrico, por lo que dispuso en su casa de médicos y enfermeras. Como era verano y no daba clases, me dediqué a cuidarla hasta su muerte», recuerda. Por tanto, para Carlos esta exposición no solo homenajea al pintor, si no que sirve para reivindicar la figura de Lala.

En sus obras, Rimada imita los colores, sus trazos y sus nenos con un toque personal con el que trata de exaltar la virtud de Laxeiro, a quien guarda un enorme aprecio. «Laxeiro en el día a día podía parecer borde, pero en realidad no lo entendían, era un ser extraordinario. Muchas veces venían a adularlo, pero las carencias intelectuales de alguno lo incomodaban. Él trataba de trivializar y no jugaba con esas carencias», comenta.

«Tenía una cultura natural además de popular y era un hombre muy refinado. Pese a no tener una titulación tenía una intención natural y un don para la pintura. Fue un gran observador de su tiempo», señala. Carlos Emilio Rimada recuerda con cariño los cheques de Laxeiro, pequeños dibujos que hacía a quien le pedía ayuda económica. «Los vendían en la ronda de Don Bosco al señor Álvarez y así podían pagar el alquiler, por ejemplo», relata.

Además del arte, Rimada compuso en su último trabajo discográfico una Cantiga para Laxeiro, grabada en 2021 entre Barcelona y Vigo con, entre otros, el pianista ganador del premio Martín Códax de música clásica del año pasado, Alberto Vilas.