Patrocinado por

Álvaro Siza: «A un arquitecto del siglo XXI le causa miedo intervenir en una catedral deslumbrante»

Montse García Iglesias
Montse García SANTIAGO / LA VOZ

VEN A GALICIA

PACO RODRÍGUEZ

El arquitecto diseñó un espacio funerario «casi onírico» en el templo

12 mar 2022 . Actualizado a las 23:26 h.

La huella arquitectónica de Álvaro Siza se incrementa en Compostela con una intervención en su gran referente: la Catedral. Él fue el encargado de convertir una estancia que se sitúa entre las capillas del Cristo y de la Comunión, que fue utilizada probablemente como almacén, en el nuevo espacio funerario donde reposarán los arzobispos de la ciudad. El resultado es un lugar marcado por el contraste entre el mármol y el granito, donde la luz toma también un papel principal.

Para el reconocido arquitecto fue todo un reto el encargo de actuar en el templo compostelano teniendo en cuenta «que es trabajar en un edificio que acumula siglos de intervenciones» y más después de la imagen que ofrece tras su restauración. «La primera vez que vine, en los años 40, era oscura, húmeda, y ahora está todo limpio, cambió la iluminación, está el pórtico... A un arquitecto del siglo XXI le causa miedo, una cierta angustia, intervenir en una catedral deslumbrante», afirmó durante la presentación de la intervención acompañado del director de la Fundación Catedral, Daniel Lorenzo.

En este regreso a la ciudad, después del CGAC, la intervención en el parque de Bonaval y la Facultade de Ciencias da Comunicación, Álvaro Siza retomó un elemento que había desechado: el mármol. «Tenía una vieja historia en Santiago en el mármol. Cuando empecé en el museo pensé en hacerlo en este material pero entendía que si lo hacía me iban a colgar (bromea). Así que aquí en la catedral encontré un espacio para utilizarlo», detalló, apuntando su gusto por buscar el contraste entre materiales, en este caso, entre el blanco del túmulo funerario y el granito de las paredes.

En el nuevo espacio funerario, que nunca fue utilizado como capilla, ahora «aparece como un lugar muy dignificado y que parece que fue pensado para esta función [...] Tiene todo el aspecto de cripta», resaltó el director de la Fundación Catedral, Daniel Lorenzo, apuntando que la estancia «adquiere un tono casi onírico» con la pieza de mármol diseñada por Álvaro Siza como sepulcro. A este túmulo funerario con tres nichos sin ensamblajes metálicos que el arquitecto quería que «encajase como un reloj suizo» y cuyo montaje se prolongó durante dos jornadas, se le suman en la estancia con acceso a la nave central de la Catedral un par de bancos, un pequeño altar y una cruz en plata, también diseñada por el arquitecto, que cuidó de manera especial la iluminación de la estancia, no solo durante el día aprovechando las entradas de luz natural, sino también de noche, con unas lámparas a modo de velas para que no molesten. En el caso de la cruz, el encargado de ejecutar la obra creada por Siza fue el orfebre Antonio González.