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Los tesoros más curiosos de Santa Clara

Serxio Barral Álvarez
Serxio Barral PONTEVEDRA / LA VOZ

VEN A GALICIA

El concejal de Patrimonio Histórico, Xaquín Moreda, muestra dos antiguos cartones de leche en polvo «regalo del pueblo americano»
El concejal de Patrimonio Histórico, Xaquín Moreda, muestra dos antiguos cartones de leche en polvo «regalo del pueblo americano» Ramón Leiro

El convento adquirido por el Concello de Pontevedra guarda balones perdidos, vestigios de «ayuda americana» o baúles de las novicias

16 dic 2022 . Actualizado a las 12:40 h.

 «Santa Clara é coma unha cápsula no tempo». Pese a ser una de las personas que mejor conoce cada recoveco del antiguo convento, el concejal de Patrimonio Histórico, Xaquín Moreda (BNG), no deja de sorprenderse mientras guía al periodista y al fotógrafo que quieren conocer los otros tesoros que esconde el recinto que albergó un convento de clausura durante 750 años. Desde 1271 hasta que en diciembre del 2021 lo adquirió el Concello de Pontevedra. El incalculable valor patrimonial e histórico del antiguo convento es más que conocido. Pero a medida que se avanza en las labores para darle un uso público, son numerosas las curiosidades que van surgiendo para asombro de los visitantes... Y del concejal.

Balones

Recuperados del jardín. ¿Cuantos niños y niñas de Pontevedra habrán perdido balones tras el muro de Santa Clara? Es lo que tiene que durante siglos convivieran la plaza de Barcelos y el convento de clausura. Balón que volaba sobre el muro, balón que se perdía. Las pelotas nunca se devolvían, pero las monjas las iban recogiendo y guardando. En una de las estancias de la planta baja, junto al largar en el que las Clarisas elaboraban vino, apareció un enorme saco con decenas de balones. En alguno de ellos aún se lee el nombre de su dueño.

Algunos de los balones perdidos tras el muro de Santa Clara que atesoraban las monjas
Algunos de los balones perdidos tras el muro de Santa Clara que atesoraban las monjas Ramón Leiro

 Recuerdos de vida pasada

Baúles. Las novicias que ingresaban en el convento nunca más volvían a salir de él. Muchas llegaban con baúles en los que portaban recuerdos de su vida anterior. Alguno de estos arcones también se conservan en Santa Clara, aunque hay que decir que cuando se cruzaba la puerta de entrada, las novicias se despojaban de todo su pasado. Incluso tenían que elegir un nuevo nombre.

Uno de los baúles de Santa Clara, con el que alguna novicia llegó al convento
Uno de los baúles de Santa Clara, con el que alguna novicia llegó al convento Ramón Leiro

Vida cotidiana

El quehacer diario de las monjas. Hasta el año 2017 hubo monjas en Santa Clara. Las dos últimas eran ya ancianas cuando se tomó la decisión de trasladarlas a Santiago, y hoy en día solo sobrevive una de ellas. De la vida cotidiana intramuros quedan multitud de vestigios en el antiguo convento. Como algún colchón relleno de hojas de maíz y otros de lana.

Colchón relleno de hojas de plantas de maíz localizado en la zona de almacén del antiguo convento de Santa Clara
Colchón relleno de hojas de plantas de maíz localizado en la zona de almacén del antiguo convento de Santa Clara Ramón Leiro

O una ingente cantidad de tarros de cristal, algunos más modernos y otros más antiguos, que hay en una de las alacenas junto a la cocina. Las monjas elaboraban mermelada con las numerosas variedades de fruta que cultivaban en la huerta y precisaban de recipientes para guardar las confituras.

Una de las alacenas del convento, repleta de tarros de cristal para guardar la mermelada que elaboraban las monjas
Una de las alacenas del convento, repleta de tarros de cristal para guardar la mermelada que elaboraban las monjas Ramón Leiro

Además, también quedaron en el convento utensilios de cocina y material diverso así como muebles de almacenaje sin mayor valor que el de las décadas que atesoran. O restos de un gallinero, lo que indica que las monjas no solo se nutrían de los huevos que dejaban los pontevedreses en el torno para garantizarse el buen tiempo.

Y hay que decir que no eran del todo ajenas a lo que sucedía en el exterior: paseando por las celdas y otras estancias se encuentran periódicos —de diversas cabeceras, ninguna predominante— desde los años 60 a nuestros días.

La ayuda americana

Leche en polvo. Otra de las grandes sorpresas que se encuentra el visitante en Santa Clara son restos del famoso Plan Marshall y otras líneas de ayudas que prestaron los Estados Unidos a España en las décadas de los 40, 50 y 60 del siglo pasado.

Detalle de uno de los bidones localizados en Santa Clara, en el que aún se puede leer que forma parte de la «ayuda social» americana
Detalle de uno de los bidones localizados en Santa Clara, en el que aún se puede leer que forma parte de la «ayuda social» americana Ramón Leiro

Hay dos bidones que proceden de esas ayudas —tienen sendos carteles que, aunque están muy deteriorados, detallan que forman parte de la «ayuda social americana»— y hay varias cajas (vacías), con la leyenda, en castellano e inglés, «Leche desnatada en polvo. Regalo del pueblo de los Estados Unidos. No se puede vender ni cambiar», y dos fechas: diciembre de 1961 y marzo de 1962.

Cajas de leche en polvo «regalo del pueblo americano»  encontradas en Santa Clara
Cajas de leche en polvo «regalo del pueblo americano» encontradas en Santa Clara Ramón Leiro

Lo más antiguo

Ara romana. Más antiguo aún que el propio convento es un ara romana que se localizó en la zona de almacén del convento y se ha incorporado a las visitas guiadas. Posteriormente se supo que ya hay constancia de la existencia de esa pieza desde principios de los años 70 del siglo pasado, tal y como relató el investigador Antonio Costas, que incluso tramitó en su día su traslado al Museo de Pontevedra pero la petición ante el Arzobispado quedó sin respuesta.

Un grupo de visitantes observa el ara romana localizada en el almacén del convento de Santa Clara
Un grupo de visitantes observa el ara romana localizada en el almacén del convento de Santa Clara CAPOTILLO