Desde el año 1988 se desarrolla el proyecto de recuperación del bosque autóctono
20 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Ridimoas nació gracias a la concesión de un premio. Era el año 1988 y el galardón del Año Europeo de Medio Ambiente fue para un proyecto que se desarrollaba en tierras de O Ribeiro. Con aquellas 500.000 pesetas de hace 34 años nacía la Asociación Cultural-Ecolóxica Ridimoas, la dueña del bosque del mismo nombre que se extiende por los municipios de Beade —principalmente— y Leiro. El proyecto tomó el nombre del lugar donde está ubicada la primera parcela que fue adquirida.
Esa es la fecha de referencia, aunque todo comenzó años antes. Concretamente en 1977 y por iniciativa del profesor de la Universidad Laboral de Ourense Pablo Rodríguez Fernández, Oitaben. Fue entonces cuando puso en marcha, como actividad extraescolar, el Aula Verde para sensibilizar a los alumnos en la conservación de la naturaleza, especialmente en la rehabilitación de la fauna silvestre, sobre todo de las aves rapaces. Tras los primeros años se constató que la mejor manera de conseguir los objetivos que perseguían era aumentar el espacio vital, restaurando los montes que estaban sufriendo el efecto devastador de los incendios forestales.
En la actualidad Ridimoas es un bosque que se extiende a lo largo de 500 hectáreas cuyos propietarios son los 1.187 socios con los que contaba la entidad a 31 de diciembre del 2021. El próximo 26 de marzo se celebrará la asamblea anual de la asociación que preside Pablo Rodríguez, Oitabén y entre las iniciativas desarrolladas en el pasado ejercicio destacan aspectos como la ampliación del territorio del bosque en la zona del cauce del Barbaña (Leiro) y el acondicionamiento del molino existente en el entorno, la plantación de centeno y guisantes para dar comida a las aves granívoras, el avistamiento de ejemplares del lagarto verdinegro y la colocación de refugios para murciélagos.
Un lugar para perderse
Ridimoas ofrece la posibilidad de disfrutar de un bosque de transición entre las regiones florales eurosiberiana y mediterránea, con un clima oceánico-mediterráneo, y en altitudes comprendidas entre los 80 y los 300 metros. Recorrer el lugar es una opción para cualquiera que desee acercarse a un espacio natural único y se puede visitar libremente, seguir la señalización instalada para orientar a las personas que se adentren en el mismo o solicitar una visita guiada.
La flora y la fauna de Ridimoas son su verdadero atractivo y el trabajo realizado en estos años ha permitido recuperar o salvar de la desaparición ejemplares amenazados por las prácticas agrícolas, los incendios o los cazadores.
Entre otros espacios singulares destaca el mirador de la parte alta del bosque. Ubicado en la zona por donde discurre el antiguo Camiño Real, por donde pasaban los arrieiros que hacían el trayecto entre O Ribeiro y Pontevedra, desde el mismo se divisan espacios como Pena Corneira o la Serra do Faro. También se encuentra enclavado en el bosque el conjunto de rocas y guaridas subterráneas que alberga una población de teixugos (tejones), una gran carballeira —en la zona de Beade— de más de un kilómetro de extensión en el entorno del viejo camino que unía el pueblo con As Regas o, en Leiro, el entorno del molino que se está recuperando en el cauce de A Barbaña —conocido como el Regato de Caldelas en la zona de Beade—. En lo referido a la botánica, destacan en el bosque de Ridimoas el «acereiro» —prunus lusitania o laurel de Portugal— y la «cerdeira de acios» —prunus padus o cerezo de racimo—, de la que hay pocas en Galicia. Como cada año, el bosque incorpora nuevos árboles o arbustos en función de las altas de socios. Cuarenta y ocho en el 2021.