Logra situarse de nuevo como la tercera ruta jacobea más transitada
21 mar 2022 . Actualizado a las 20:14 h.«A pandemia queda atrás e o Camiño Inglés segue aí», comentaba hace unos días Manuel Mirás, presidente de la Asociación de Concellos do Camiño Inglés. El sábado pasado, 170 personas parecían empeñadas en ratificar esas palabras cuando arrancaron del origen de esa ruta jacobea, en la abadía de Finchale (nordeste de Gran Bretaña) recuperando la peregrinación que se había llevado por delante el covid.
Lo cierto es que con la recuperación los caminos han vuelto a llenarse, y lo han hecho en la misma proporción que antes: el Camino Inglés es el tercero en importancia cuantitativa de peregrinos y Ferrol sigue ganándole de largo a A Coruña al hablar de números.
Antonio Leira, concejal en Oroso que acudió a la peregrinación de Finchale representando a la Diputación provincial, lamentaba ante la BBC que la Iglesia no concediese directamente la compostela a todos los que partieran de O Parrote, en A Coruña, y no como hace ahora, que distingue entre censados en la ciudad (y otros casos homologables o excepcionales) y los que proceden de otras partes del mundo. «Los extranjeros más numerosos son italianos, y si no se les concede la compostela, se van a Ferrol», añadía el diputado.
Pero eso, ¿no iría en detrimento de Ferrol? «Para nada —asegura, convencido, Manuel Mirás—. Lo que sucedería es lo contrario: vendría mucha más gente en total, gran parte de la cual iría a A Coruña, pero alguna engrosaría el número de los que elegirían Ferrol, sería beneficioso para todos».
Lo cierto es que A Coruña sufre de manera injusta el estigma de que está mal señalizado el Camino Inglés, cuando en realidad solo hay un punto negro, si bien con un mínimo sentido común se sale del paso: la desembocadura de la calle Real en el Cantón Grande. En Ferrol la critica apunta a que entra en Narón cruzando su polígono industrial.
En cualquier caso, el investigador Manuel F. Rodríguez —sin duda la persona que mejor conoce el pasado del Camino Inglés— apuesta por que «se recupere pouco a pouco ese sentido, sería o ideal e o que garantirá un futuro estable e de calidade», en referencia a la peregrinación marítima con final en A Coruña. «Afortunadamente, hai asociacións de amigos do Camiño traballando nese senso, dende xa hai décadas, en boa parte de Europa».
En estos meses de parálisis que van quedando atrás, el Camino Inglés no se ha dormido. Por ejemplo, los nuevos peregrinos se encuentran con una marca de calidad, la Rede Estelar, que agrupa a una serie de establecimientos que ofrecen un menú propio pensado para el peregrino.
También se limpiaron los bordes, de manera que no existe ninguna dificultad en el recorrido, y se supervisó la señalización, que en estos momentos se acerca a lo idóneo. Los peregrinos se quejan de que hay demasiado asfalto —cosa que resulta imposible negar— y de que los desvíos complementarios más que ofrecer otras posibilidades acaban desorientando.
El punto final lo pone Francisco Singul, autor del monumental Camino que vence al tiempo: «El repunte de la peregrinación jacobea —y en el Camino Inglés también— será una realidad tras el covid y la invasión de Ucrania, por la necesidad de una sociedad en busca de paz, consenso y del bien común».
Dinamarca ya ha señalizado casi mil kilómetros en la península de Jutlandia
El Camino se ha extendido por el mundo entero. O sería mejor decir que ha ido recuperando su trazado histórico y, en algunos países como Brasil o incluso en la española isla de Las Palmas, simplemente se ha inventado.
Las sorpresas abundan, y la muy activa Asociación de Amigos del Camino danesa —la Danske Santiagopilgrimme— ha identificado y señalizado nada menos que 984 kilómetros en la península de Jutlandia y en las principales islas que conforman el país.
«Lo hemos hecho con nuestros fondos, y tenemos todo en GPX (con un programa gratuito se puede seguir desde el móvil)», manifestó Tone Kirkeby, la socia que centraliza los avisos que le dan los peregrinos cuando hay algún lugar en el que se ha perdido la señal o la han quitado, «aunque lo habitual es que todo el mundo las respete, los casos de vandalismo son escasos fuera de las ciudades», añade.
En tiempos medievales, los daneses, al igual que todos los peregrinos del norte de Europa, buscaban Inglaterra, ahí se embarcaban hacia A Coruña y continuaban a Compostela por el Camino Inglés.
El ejemplo de la peregrinación por mar se ha extendido. Sylvia Nilsen respondía, a través de Facebook, que «nuevos caminos se están desarrollando a todas horas, y aquí, en Sudáfrica, estamos promocionando el Trappist Trail, inspirado en el Camino de Santiago, pero lo bonito será ir por mar». ¿Hasta A Coruña? «Uf, eso ya sería mucho. Me conformo con llegar a las costas de Galicia».
Penelope Johnson,impulsora de la asociación Finchale of Friends Camino: «Aquí la gente ya está acostumbrada a ver la flecha amarilla»
Penelope Johnson, profesora de Traducción y de Español en la Universidad de Durham y de origen gallego, es la persona que en el año 2014 dio los primeros pasos para organizar una asociación de amigos del Camino de Santiago en el noreste de Gran Bretaña, llamada Friends of Finchale Camino Inglés. Ella es la auténtica alma mater, organizadora de la peregrinación en su punto de origen, en la abadía de Finchale.
—Echando la vista atrás, ¿qué ve?
—Un desarrollo exponencial. Trabajamos con gente de la comunidad, con las escuelas y con estudiantes de todos los niveles, lo que ha ayudado a reivindicar y consolidar el Camino Inglés en este país. En mi facultad he encontrado desde el principio una excelente acogida y mucho apoyo de mis compañeros.
—¿Pero se sabe qué es el Camino?
—Una de las preguntas que hago a mis estudiantes en la primera clase del año es cómo traducirían el Camino Inglés, y todos, invariablemente, dicen que la mejor definición es The Camino Inglés. ¿Qué quiere decir eso?
—Dígamelo.
—Que esta gente sabe lo que significa el Camino, aunque generalmente, al principio, lo asocian con el Francés.
—¿Los ha arrinconado la pandemia?
—Aquí las medidas fueron muy distintas de las adoptadas en España. Durante el confinamiento hubo más de un centenar de personas que hicieron el recorrido entre Finchale y Bishop Auckland, más de 30 kilómetros. En realidad, la gente que anda por el condado de Durham —y aquí todo el mundo pasea por estas colinas los fines de semana— está acostumbrada a ver la flecha amarilla. Esta no es una ruta cualquiera, y eso se sabe.
—¿Cuentan con ayudas?
— No le voy a ocultar que al principio nos ha costado abrir puertas, pero ahora nos reciben en todas partes. Además, tenemos la ayuda de la Diputación de A Coruña y la Xunta para las señales, y siempre está ahí la Asociación de Concellos do Camiño Inglés.
—¿Sus objetivos a corto plazo?
—Los tenemos muy claros, y somos ambiciosos: mi asociación va a continuar con la recuperación y señalización del Camino Inglés hasta que lleguemos a York, que es mucha más distancia que desde Ferrol al Obradoiro.
—¿Seguirán con la peregrinación anual?
—Por supuesto, pero también otras peregrinaciones por las etapas ya recuperadas, y eso ayuda a fortalecer el vínculo entre las provincias de A Coruña y Durham. Y permítame resumir nuestros propósitos futuros.
—Por supuesto.
—Lo principal para nosotros es promover los lazos entre las dos culturas, aquí y ahí, lazos que se deben a la historia compartida en torno al Camino Inglés.