Garrido es autor de una guía turística del territorio que va por su tercera edición y se acerca a la cuarta
28 mar 2022 . Actualizado a las 20:53 h.Autor especializado en temas turísticos, Manuel Garrido publicó en el 2008 en Edicións Xerais una guía práctica para visitantes de la Ribeira Sacra. La obra, que volvió a aparecer en el 2017 en una versión revisada, va ahora por la tercera edición, que Garrido presentó el viernes en Sober en un acto encuadrado en la programación del Mes do Amandi.
—Si su libro ya lleva tres ediciones, eso parece indicar que tiene mucha demanda.
—La editorial decidió sacar una nueva edición porque se lo pidieron los libreros que habían agotado todos los ejemplares. Esta nueva edición también se está vendiendo muy bien. En noviembre se imprimió una tirada de mil ejemplares y ya se vendieron unos quinientos.
—¿Habrá una cuarta edición?
—Seguramente sí y esta primavera pienso empezar ya a prepararla visitando lugares de la Ribeira Sacra. En las dos últimas ediciones me preocupé por ofrecer una información actualizada y quiero seguir haciendo lo mismo.
—¿Qué criterio sigue para ofrecer recomendaciones a los lectores?
—En estas guías sigo un criterio totalmente personal y solo recomiendo visitar los lugares que a mí me gustan. No son guías institucionales, sino guías de autor. En ellas no aparecen de forma exhaustiva todos los lugares y todos los establecimientos que hay en este territorio, sino solo los que me parecen interesantes por un motivo o por otro.
—¿Ha notado muchos cambios en la Ribeira Sacra desde que apareció la primera edición de su guía?
—Ahora hay muchos más recursos que antes y han mejorado muchas cosas. Un aspecto que me llama la atención es la rehabilitación de muchas casas que estaban abandonadas y que se están recuperando para usos turísticos o como segunda vivienda. El abandono de viviendas se debe por supuesto a la caída demográfica, que es un problema difícil de solucionar. Me gustaría que se creasen más empresas nuevas y otras iniciativas que ayuden a recuperar población, porque tampoco se puede vivir solo del turismo o del sector servicios en general. Pero me parece positivo que por lo menos haya menos inmuebles abandonados.
—¿Y en el lado negativo?
—En ese aspecto lo que más me preocupa es la masificación del turismo. Desde luego que aún no es un problema tan grave como en otros lugares, pero en ciertos aspectos veo una tendencia a la masificación que creo que hay que evitar a toda costa. Me parece muy acertado que el consorcio de turismo esté trabajando en un plan de sostenibilidad para intentar prevenir esos problemas. La Ribeira Sacra no debe convertirse en un lugar lleno de ruido, ajetreo, autobuses atestados de visitantes que se paran diez minutos en cada sitio y otras cosas de ese tipo. Entonces perdería toda su esencia. Hay que esforzarse para que conserve sus valores, es decir, para que conserve su sosiego y su belleza, y para que los visitantes tengan ocasión de encontrarse con las personas que viven aquí, de conocerlas y de saber cómo viven. Esto no se debería convertir en un parque temático para turistas.
—¿Qué futuro le ve al turismo en la Ribeira Sacra en una situación tan complicada como la actual?
—A mí me parece que lugares como la Ribeira Sacra son ahora más necesarios que nunca. En una época con tantísimos problemas, marcada por la crisis económica, la pandemia y ahora la guerra en el este de Europa, es muy importante que siga habiendo lugares tranquilos que ayuden a la gente a recobrar la calma. Eso no lo pueden ofrecer los ambientes urbanos llenos de ruido, de prisa y de agitación.