D?Lucía estrena el postre híbrido de cruasán y gofre más popular de Manhattan
27 mar 2022 . Actualizado a las 00:29 h.El croiffle es un postre híbrido entre el cruasán y el waffle (una especie de gofre) que triunfa en la Gran Manzana. Ahora, este postre Frankenstein se estrena en Vigo de la mano de la cafetería D'Lucía Coffe Bar, en el número 30 de Rosalía de Castro. Los críticos gastronómicos del diario New York Times le han dedicado páginas a este dulce caliente, un cruasán gofreado que los chefs internacionales aderezan con rellenos o toppins de arándanos, fresa, mango, nata, o crema batida con canela.
D'Lucía ofrece cada unidad de croiffle a tres euros. La dueña, María Dolores Espiñeira, Loli, prevé venderlos también a partir de este fin de semana en sus otros dos locales en Vigo, el Alba, en la Porta do Sol, y el café Lolas en Balaídos. «Arrancaremos este fin de semana en el resto de los locales», afirma. «A la gente le gusta mucho el croiffle, es un producto que gusta mucho, no lleva huevo ni leche, solo harina, agua y mantequilla vegetal», dice. La propietaria explica que la idea de vender el croiffle surgió hablando con sus proveedores porque «son muy novedosos». Dolores Espiñeira recuerda que siempre le ha gustado experimentar con nuevos dulces. «Cuando nadie ponía gofres en Vigo yo ya los tenía hace seis años, lo mismo que las tortitas. Me animaron a probar este producto nuevo», dice.
Espiñeira desvela algunos de los secretos de la masa de esta mezcla de cruasán y gofre. «Es una masa distinta porque, al contrario que el gofre, no lleva leche ni huevo, y lo pueden tomar los intolerantes a estos alimentos», explica. Otra ventaja es que, a su gusto, el croiffle «no es tan empalagoso como el gofre pero tampoco es un cruasán a la plancha. Está en el punto medio y se le pueden añadir varias cosas».
La hostelera ensayó varias versiones del croiffle, la normal y la multicereal. «También hay una versión para veganos», resalta.
Dolores Espiñeira cree que el croiffle tiene una composición más sencilla que el gofre, «que es más complicada de hacer», mientras que el híbrido «es menos pesada y con menos grasa».
En D'Lucía apostaron por la sencillez al servir los croiffles: «No le metemos Nutella, no es para tomarlo tan dulce, pero sí llevan nata y sirope». Destaca otra ventaja: se puede rellenar con arándanos o manzana, «algo que el gofre no permite».
La invención del croiffle se remonta al 2015, donde la experta Katie Quinn explica en un vídeo en el canal Food and Win cómo los pasa a la plancha. Luego, la pastelera irlandesa Louise Lennox, de Dublín, mejoró la receta y el café coreano Aufglet, en Seúl, popularizó sus sabrosos toppins.