Entre el arenal de Cabanas y el pueblo pintoresco de Redes se extienden arenales espectaculares en marea baja
26 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.La gran mayoría de la costa del golfo Ártabro es más o menos conocida. Quedan maravillosas zonas vírgenes entre Chanteiro y Cervás, y algún trozo espectacular a la altura de A Marola. Pero también hay pequeñas playas escondidas, lo cual no quiere decir vírgenes, porque en el verano son muy apetecibles. Además, y para sorpresa, aunque se encuentran muy metidas hacia el interior de la ría de Ares, su arena es fina, brillante.
Presentan un inconveniente en el estío: las pistas de acceso no pueden presumir de anchura, y durante muchos metros son simplemente estrechísimas, y casi siempre sin espacio para dos coches. Así que como se encuentre uno de frente —cosa habitual—, el atasco ya está montado.
Viene a cuento tan larga introducción para explicar por qué el coche hay que dejarlo aparcado y echarse a andar. Y el aparcamiento existe y es gratis. Se extiende, muy grande, en la parte trasera de la dieciochesca y barroca iglesia de San Martiño do Porto. Y a su vez, este templo se localiza unos cientos de metros después de haber tomado la carretera AC-122, es decir, la que arranca a la izquierda, una vez dejado atrás Pontedeume rumbo a Ferrol. Territorio de Cabanas, por lo tanto, que rápidamente se va a abandonar para entrar en el de Fene.
Frente al templo, al otro lado del asfalto nace la pista, descendente y con innumerables letreros. Esa es la que hay que seguir sin desviarse, Camiño das Modias, gran molino (el número 4) a la derecha, hórreo que desentona por completo, Camiño Entreleira a la misma mano que no se toma, pegado a un pequeño parte infantil.
Así se pasa por debajo de la vía del tren y se gira a la izquierda, algo obligatorio excepto que se vaya andando. Al fondo queda, esplendoroso, Redes. Se desciende a la primera playa, muy pequeña, se vuelve a subir y se gana la de Almieiras.
Continuando, el siguiente tramo presenta una fuerte pendiente ascendente. En el cruce, a Rachabordo, por el llamado Sendero circular. Circular será, pero llamar sendero a una pista asfaltada no parece de recibo. En cualquier caso, siempre hay que ir pegado a la costa.
En fin, así se alcanza la playa de Coído, cuyas aguas son, según informa un cartel, excelentes. Curioso topónimo, porque pensar en coídos —piedras redondeadas— ahí, donde no bate el mar, parece sorprendente.
Y unos minutos después se alcanza el arenal de Sandeo, con su arroyo canalizado. Es el único que ofrece un aparcamiento para varios coches, y de él arranca un maravilloso camino. Cierto que no muy largo, pero debe tomarse como remate para llegar a Redes, con su batería recuperada. Que defendía, claro está, el golfo Ártabro.
EL COMIENZO
43°25’15’’N 8°09’57’’W.
EL APARCAMIENTO
43°25’25’’N 8°10’29’’W.
LA MEJOR FOTO
En cualquiera de las playas con marea baja.
EN BICICLETA
Buena idea, excepto en el verano.