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Santiago, una ciudad de 200 juegos barrocos escondidos

emma araújo SANTIAGO / LA VOZ

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San Martín Pinario está plagado de juegos
San Martín Pinario está plagado de juegos XOAN A. SOLER

Los tableros del tres en raya que pueden verse cerca de la catedral y en zonas históricas no tienen protección patrimonial

31 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Que Santiago rebosa patrimonio es una obviedad, pero no lo es tanto que las piedras compostelanas escondan juegos tradicionales barrocos que en realidad están a simple vista. Son tableros para jugar al tres en raya y en estos momentos hay más de doscientos identificados, la mayoría en espacios públicos.

Su localización es fruto del trabajo del colectivo cultural A Rula, que comenzó a investigar en el 2014 y cuatro años más tarde tenía catalogados 167 tableros datados en los siglos XVII y XVIII. Están repartidos, entre otros lugares, por San Martín Pinario y la plaza del Obradoiro, también en la emblemática torre de la Berenguela. En el 2020 localizaron siete en una de las fachadas de la Facultade de Historia (el informe del 2018 ya contabilizaba cuatro en el mismo edificio), y otros dos en Vite y la rúa Espirito Santo, calles alejadas del centro histórico.

Su número irá en aumento, porque A Rula sigue catalogando vestigios, ya que intervenciones como las recientes obras para la extensión de la fibra óptica por el casco histórico, y la sensibilidad de la cooperativa Árbore, encargada de las catas arqueológicas, permitieron encontrar más tableros, muchos de ellos deteriorados porque es habitual que las losas con estos juegos se reutilizasen para pavimentar la calles.

La última investigación de A Rula ha permitido descubrir nuevos tableros en el antiguo hospital de San Roque, un edificio originario del siglo XVI y transformado en el XVIII que hoy es sede de la Dirección Xeral de Política Lingüística y del Instituto de Estudos Galegos Padre Sarmiento. A la identificación de los últimos juegos contribuyó especialmente el personal que trabaja en el pazo de San Roque, y al que A Rula agradece «a súa amabilidade e as facilidades prestadas para a visita, estudo e rexistro deste novo conxunto de taboleiros».

A la hora de fijar su antigüedad de estos tableros, los investigadores prestan atención a la reforma que sufrió el edificio en el año 1760 en la parte que limita con la rúa de Rodas y, sobre todo, con las obras acometidas en la vivienda del administrador porque están ubicados en un punto que seguramente funcionó como un patio auxiliar y zona soleada. En un banco corrido de piedra están grabadas estas oquedades para jugar al tres en raya. Son ocho tableros de nueve cuevas cada uno y varios agujeros a su alrededor.

Los últimos tableros fueron localizados en el pazo de San Roque
Los últimos tableros fueron localizados en el pazo de San Roque XOAN A. SOLER

Pese a la alegría del hallazgo, sus descubridores constataron que la piedra del banco y todo el recinto sufrieron limpiezas agresivas que dañaron la pátina de la superficie de las losas acelerando su erosión «e poñendo en perigo a conservación dos taboleiros». Y no solo eso, ya que pudieron comprobar que algunas oquedades están tapadas con cemento, algo demasiado habitual.

Este grupo de juegos en el antiguo hospital compostelano no es el único de reciente descubrimiento y catalogación, ya que A Rula localizó restos similares en una vivienda particular en el barrio de San Lourenzo. En este caso fueron sus propietarios los que identificaron los juegos tradicionales en la planta baja del edificio, en la zona que correspondería al espacio reservado a los animales. Están parcialmente cubiertos por un muro y el hecho de que estén en el interior de la vivienda obedece a las obras acometidas en la misma a mediados del siglo XIX. Porque si algo caracteriza a estos tableros barrocos, a diferencia de los medievales, es que están repartidos por espacios públicos, por lo que eran muy utilizados por la población, hasta el punto de que hay constancia de que en los años 60 del siglo pasado había campeonatos en Praterías.

Pablo Sanmartín, secretario de A Rula, considera estos vestigios «unha mostra da Compostela máis xenuína». Lamenta que permanece oculta y minimizada, por lo que reclama la implicación de Patrimonio y el Concello para preservarlos y divulgarlos.