
La Matanza Tradicional vinculada a la Feira do Cocido regresó con un protagonista criado a base de landras del que se sacó un jamón de 32 kilos
03 abr 2022 . Actualizado a las 20:20 h.Un jamón de 32 kilos no se ve todos los días. Ni siquiera en Lalín, donde se han hecho expertos en la crianza de cerdos especialmente diseñados para garantizar el mejor cocido. De esa raza superior que el alcalde lalinense bautizó en su día como porco lalaíno era el ejemplar que este domingo protagonizó la Matanza Tradicional celebrada en el Pazo de Anzuxao. Un señor cerdo de 260 kilos con jamones de 32. Nada menos. De padre de raza duroc y madre de raza celta, alimentado con base de landras y castañas y con el mínimo pienso indispensable. De cuadra, lo justo. El porco lalaíno acabará convertido en cocido, pero ha tenido el privilegio de poder vivir año y medio como un marajá.
Más de 150 vecinos de las parroquias lalinenses de Madriñán y Noceda se volcaron en la organización de la cita, vinculada al programa de la Feira do Cocido. Tras el parón impuesto por la pandemia, la representación de la matanza regresó con más fuerza que nunca, con un cerdo bien entrado en carnes mimado durante 18 meses en la parroquia de Botos.
El animal llegó al Pazo de Anzuxao recién sacrificado. El público se ahorró así el mal trago y tuvo en cambio la oportunidad de seguir en vivo y en directo todo el resto de las faenas asociadas a la matanza. No faltó detalle. El cerdo se acabó de desangrar, recogiéndose la sangre para la elaboración de filloas y morcillas. Los matachines Jorge y Javier se encargaron de dirigir el proceso apoyados por un séquito masculino con indumentaria a la antigua usanza. Los hombres —vestidos con camisa de cuadros, chaleco, pantalón de pana y boina— se encargaron de chamuscar al cerdo con fuego de carqueixa, de colgarlo, de abrirlo, y despiezarlo. Mientras, las mujeres —co paño a la cabeza, toquilla, falda y mandil— asumían los trabajos tradicionalmente femeninos, como el lavado de las tripas o la preparación de la carne para los chorizos, picada a mano como se hacía antiguamente.
Se calcula que por el Pazo de Anzuxao pudieron pasar este domingo en torno a un millar de personas para seguir en directo el proceso de la matanza. El buen tiempo, el escenario elegido y las ganas de fiesta tras dos años de pandemia hicieron de la Matanza Tradicional do Porco de Madriñán y Noceda una de las más concurridas en los 22 años de historia del evento.
Degustación de productos típicos y exposiciones de oficios, artesanía y aperos de labranza
La matanza contó también con un delicioso apartado gastronómico en el que los visitantes pudieron degustar gratis chorizos, panceta o costilla; postres caseros elaborados por los vecinos —como filloas, orejas, bizcochos o rosquillas— y quesos de Pazo de Anzuxao, que celebró una jornada de puertas abiertas. Además, hubo muestras en vivo de oficios artesanales, exposiciones de artesanía y aperos de labranza antiguos y música en directo.
El aperitivo no pudo estar mejor, pero en Lalín todavía falta por servir el plato fuerte. La Feira do Cocido se celebrará este año el 24 de abril, tras haberse pospuesto por la pandemia.