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El arte que disipa temores

Begoña Rodríguez Sotelino
b. r. sotelino VIGO / LA VOZ

VEN A GALICIA

La clínica Torres inaugura una exposición con obras de autores como Darío Basso, Silverio Rivas, Canicoba o Ramón Conde

06 abr 2022 . Actualizado a las 01:01 h.

Que ir al dentista deje de ser una experiencia poco placentera y se vincule a actividades agradables que además aporten cultura al tiempo de ocio, forma parte del proyecto que acaba de poner en marcha la Clínica Torres, que con más de 30 años de experiencia en Vigo, dirige el doctor José Luis Torres Rivera, especialista en cirugía e implantología, ortodoncia y dolor cráneo facial.

Este fin de semana, las instalaciones ubicadas en el número 32 de García Barbón se abrieron para hacer hueco al arte con una exposición de pintura y escultura de autores de reconocido prestigio. «Con esta iniciativa queremos ofrecer a los artistas espacio y una capacidad de difusión que va más allá de los circuitos habituales, abriéndose a la mirada de quien ni se lo espera», explica el odontólogo. Entre los artistas seleccionados están Darío Álvarez Basso, Silverio Rivas, Tino Canicoba, Ramón Conde, Ramón Cerezo, Liliya Pobornikova y Nando. El experto en arte y coleccionista Beny Fernández, a través de su galería Espacio Beny, se ha encargado del comisariado de la muestra.

La cantante y compositora Andrea Pousa y el mago Pedro Volta fueron los encargados de amenizar la apertura de la muestra que el público puede visitar hasta el viernes, 8 de abril en horario de 8.00 a 21.00 horas. Algunas de las piezas se pueden apreciar desde la calle, ya que son visibles a través de su escaparate. Pero para disfrutar de ellas al completo, es necesario adentrarse en la espaciosa clínica que destaca por incorporar las últimas tecnologías y avances del mundo dental.

En su faceta de lugar cobijo artístico recién inaugurada, hay piezas de espectacular factura y tamaño, como es el caso de la obra Órbita, de Darío Álvarez Basso, que según explica el internacional pintor vigués, es un lienzo de 5 por 2,5 metros de superficie, que le encargó el doctor Torres después de largas conversaciones con él para entender y transmitir su forma de relacionarse con los pacientes. «Poco a poco fuimos construyendo una vía entre mi trabajo, más abstracto, y sus intereses enfocados a que quien contemplase la obra sintiese tranquilidad». Basso añade que investigó sobre terapias basadas en el color para lograr esa sensación, y lo hizo inspirándose por una parte en el cuadro El jardín de las delicias, de El Bosco, y en los mandalas, los círculos que los hindúes usan para lograr procesos de relajación.