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Una Semana Santa «como las de antes» en el Camino Portugués: «Hay días que reparto 250 mochilas entre Oporto y Santiago»

Nieves D. Amil
nieves d. amil PONTEVEDRA / LA VOZ

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CAPOTILLO

Albergues, transporte de mochilas o lavanderías registran cifras pre covid

05 may 2022 . Actualizado a las 13:03 h.

El servicio de recogida de mochilas está cada vez más normalizado entre los peregrinos que hacen el Camino de Santiago. Las empresas que se dedican a esto ganan clientes cada temporada, pero la pandemia los dejó en blanco. El fin de las restricciones los volvió a subir a la carretera. Nunca estuvieron tan felices de hacer kilómetros y kilómetros cada día. «Siempre puede ser mejor, pero fue una buena Semana Santa para venir de donde veníamos», explica Juan Ramón Fontenla. Su empresa cumple este año una década. Y lo celebrará subido a su furgoneta. Empezó casi de casualidad. Su familia tiene el hotel O Cruceiro, en Caldas, y ese verano del 2012 le pidieron que llevará una mochilas hasta Santiago. Lo hizo. «A la semana siguiente me lo dijeron otra vez y pensé que si iba sacando de un hotel y de otro, podía ser una forma de ganarse la vida», señala Juan Ramón, que ese verano le dio vueltas a esa idea y al año siguiente arrancó con Sinmochilas. «Hay días que reparto 250 mochilas entre Oporto y Santiago», explica sobre un negocio que da trabajo a cinco personas.

Cubren la ruta del Camino Portugués y de la costa desde Oporto hasta la capital gallega. Cada mañana se levanta bien temprano para iniciar la ruta antes de las nueve de la mañana en Tui. Va parando en cada final de etapa para recoger o dejar maletas. «Estos días es más flojo, pero mayo siempre es un gran mes junto con septiembre. Suele haber mucho turista extranjero que viene con agencias», comenta el responsable de Sinmochilas.

Hace diez años que Juan descubrió un nuevo modo de vida. Estaba en el paro cuando hizo un favor a su familia llevando esa mochila de Caldas a Santiago. «El balance que puedo hacer es muy bueno, antes no hablaba idiomas y ahora empiezo a hablar alguno más», bromea Fontenla Mosteiro en un momento de descanso de su ruta diaria.

Buenas expectativas en los albergues

«Con un 50 % de lo que tuvimos ya seríamos felices después de los años que vivimos». Quien pronuncia estas palabras es Francisco Vidal, dueño del albergue de peregrinos Nacama, en Pontevedra. Sus palabras son un canto al optimismo, el mismo que entonan el resto de negocios que crecen bajo el paraguas del Camino Portugués. La ocupación de la Semana Santa devolvió a todos a cifras pre covid. Esto es algo que se vivió en el sector turístico en general, pero en el caso de la ruta xacobea tiene un mayor significado. El éxito de estos días es el termómetro con el que miden cómo va a ser el verano. «Esperamos un verano como los de antes», explica Tino Lores, presidente de la Asociación de Amigos del Camino Portugués. En abril del 2019 pasaron por Pontevedra 9825 peregrinos, de los que 1.465 pernoctaron en el albergue público. «Este año no llegaremos a tanto porque la oferta privada es mayor, pero los datos totales serán muy similares», explica Tino Lores, que espera a final de mes para hacer balance. «Por ahora es muy positivo», concluye.

El albergue público Virxe do Camiño aumentó este año a las 92 plazas y mantuvo una ocupación que rondaría el 70 %. Es decir, las mismas camas ocupadas que cuando había treinta menos. A pesar de las esperanzas que despertó el primer Camino sin restricciones, los hospitaleros quieren ser cautos. En los últimos dos años han sufrido demasiado. Primero el golpe de la pandemia y después, cuando la incidencia empezó a bajar, el azote de la guerra que temían que afectase a la temporada de la recuperación. «Tuvimos muchas reservas de última hora, de mucho turismo nacional y portugués, fue una semana Santa muy buena. No esperábamos tanto», explica Candela Garrido, de Acolá, que volvió a ver como poco a poco regresa el turismo internacional del otro lado del Atlántico. Para la responsable de Aloxa, en el Gorgullón, ha sido una semana de altibajos, de días en los que colgó el cartel de completo y jornadas más relajadas, pero «el verano pinta muy muy bien. Nosotros tenemos muchas reservas ya cerradas para julio y agosto», explica Ana Redondo.

Las lavanderías repuntan

Pero no solo los albergues vivieron un momento dulce. Las empresas encargadas del transporte de mochilas o las lavanderías recuperaron el pulso pre covid. José Ramírez, responsable de Higiensec, trabaja casi de sol a sol. Lava las sábanas de decenas de albergues desde Portugal a Santiago. «En Semana Santa la gente estaba pidiendo a gritos salir de casa. La hostelería era nuestra principal fuente de ingresos y fuimos un daño colateral de la pandemia», concluye Ramírez, que tiene 18 personas en plantilla.

Uno de los datos más esperanzadores que deja esta semana Santa sin restricciones es la vuelta del turismo extranjero y el aumento del nacional en un período en el que no solían ser habituales. Tanto Tino Lores, como otros hospitaleros, cree que ese puede ser un cambio de hábitos muy favorable a medio plazo.

Problemas para encontrar personal para los albergues por el aluvión de peregrinos

 

El presidente de la Asociación Galega de Albergues de Peregrinos (Agalber), Miguel Rodríguez, reconoce que esta Semana Santa despierta la esperanza del sector después de dos años duros. «Hay que ver con detalle los datos de ocupación, pero las cifras son similares a las de otros años», apunta. La mayor diferencia que encuentra él es que «un arranque tan de golpe nos ha provocado un gran problema de personal. De repente ha habido mucha necesidad de contratar y nos hemos encontrado con muchos problemas. Todavía hay albergues cerrando plantillas».

A pesar de esos inconvenientes, desde Agalber esperan una buen verano. «Está época era muy típica de extranjeros, pero con la pandemia notamos que aumentaba el turismo nacional, un cambio en la peregrinación que pueda ser un buen síntoma de cara a los meses fuertes de la temporada», apunta Miguel Rodríguez.

Ante el aumento de los alojamientos privados tanto en el Camino Portugués como en el Frances, la asociación Agalber trabaja a contrarreloj para que el próximo verano esté operativa una plataforma de reservas que aglutine a los albergues privados de Galicia y permita al peregrino gestionar sus pernoctaciones. «Está a punto de salir, estamos con las últimas pruebas porque requiere que los albergues estén digitalizados», comenta Miguel Rodríguez.