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Un camionero restaura una de las casas con más historia de Triacastela: «Non se pode perder o patrimonio»

Uxía Carrera Fernández
UXÍA CARRERA TRIACASTELA / LA VOZ

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El camionero Miguel García restauró por completo el exterior de la herrería, del siglo XVI, en los últimos cinco años
El camionero Miguel García restauró por completo el exterior de la herrería, del siglo XVI, en los últimos cinco años Carlos Castro

Miguel García compró A Ferrería y la rehabilita en sus ratos libres. Quiere conservar el que fue hospedaje de peregrinos y hospital para soldados franceses

25 abr 2022 . Actualizado a las 19:05 h.

«¡Con razón nuestros hijos del mañana no nos perdonarán el que les hayamos dejado sin las huellas de su rica historia pasada!». Esta era la reflexión del sacerdote lucense Jaime Delgado tras ver el estado de abandono de A Ferrería de Triacastela. Por suerte, su lamento fue el mismo que el del camionero Miguel García, que decidió comprar el histórico inmueble y rehabilitarlo. Detrás de este atrevimiento no hay la intención de sacar ningún beneficio, sino solo afición por la historia, la herrería y el deseo de que no se pierda una casa emblema del concello y del Camino.

Miguel García es natural de O Inicio y vive en As Nogais. Aun así, él y su mujer están empadronados en Triacastela. «É un sitio que nos gusta moitísimo». Para ir desde donde reside hasta su localidad natal, pasaba con frecuencia por el concello del Camino Francés y siempre se fijaba en el estado total de abandono de A Ferrería. Este inmueble, del siglo XVI, albergó la herrería del pueblo. Pertenecía a dos familias, por lo que estaba dividida.

«Un día vin un cartel dunha empresa inmobiliaria e animeime a preguntar». García es un apasionado de la historia y concretamente de las creaciones de hierro. De hecho, en su casa cuenta con una pequeña fragua en la que practica sus propias creaciones. Así que se propuso recuperar el inmueble. Compró primero una parte a una familia de Lugo y la otra, a una de Barcelona, que tenían abandonada la vivienda desde los años 60.

«Desconectar do camión»

Recuperar A Ferreiría se presentó para Miguel como un pasatiempo para tomarse con calma durante los fines de semana y las vacaciones. Aunque no tiene prisa por terminar, en los cinco años que lleva restaurando el inmueble ya le ha dado un total lavado de cara. «Estaba totalmente comido pola maleza, unha gran parte non se vía», relata. Una vez que limpió los matorrales que cubrían la vivienda, primero pidió los permisos para poder consolidar la estructura, ya que una parte de madera estaba comida por la humedad, y volvió a instalar las ventanas y las puertas. «Quero conservar a estética da época, así que deixei as fiestras pequenas e as portas volvinas facer con ferros e cravos artesanais», explica. De hecho, contó con la ayuda de Friedrich, un austríaco que todavía practica el oficio de ferreiro como antaño, en una aldea del occidente asturiano próxima a Lugo.

García tira de sus conocidos expertos en distintos campos para lograr una rehabilitación que respete el inmueble. «Pídolle consello a amigos historiadores, construtores, restauradores ou maderistas, para, por exemplo, saber como utilizar só madeiras nobres como o castiñeiro». Así, el camionero, con la ayuda de su mujer, desconecta del camión reconstruyendo la herrería.

Por ser lugar de paso de peregrinos y para dar el valor que merece a la casa, también solicitó al Concello y a la Xunta que acondicionara los alrededores de asfalto para establecer una calle de piedra peatonal. «Teño que agradecerlle á alcaldesa, Olga Iglesias, toda a súa axuda», insistió. García destaca que su labor es un paso más para convertir a Triacastela en un pueblo estrella del Camino porque «é un lugar onde gusta estar e digno de que os peregrinos o coñezan».

Hospedaje de peregrinos y hospital en la guerra de la Independencia

El objetivo de Miguel, además de recuperar el patrimonio, es establecer un pequeño museo etnográfico en la parte baja del inmueble, donde se encuentra la sala de forjado. «Gustaríame volver a reconstruír a ferrería e acompañala de antigos obxectos feitos en ferro que encontrei aquí ou que fun recompilando noutros lugares, como no Castelo de Torés, cerca de onde eu vivo», relata. Entre esos tesoros se encuentra una antigua parrilla forjada porque «daquela xa comín churrasco», bromea García, una albada y, además, dos curiosos objetos de A Ferreiría. Se trata de un botón que pudo haber pertenecido a un solado francés del silgo XIX y el mecanismo del gatillo de un arma, también de la misma época.

A través de lo que se encontró perdido entre la ruinas de la vivienda y con la ayuda de documentación o amigos historiadores de Lugo como Xabier Moure o Luis López Pombo, reconstruyó la historia de A Ferrería. El inmueble del siglo XVI, que perteneció a la familia Quiroga, también es conocido como A Casa da Ponte porque se encuentra frente adonde se ubicaba un puente, que ya no existe, por donde salía el Camino de Triacastela hacia Sarria. «Creo que iso pode explicar que conte cunha torre, porque semella unha ferramenta de vixilancia e protección ante os asaltos que había no Camiño», explica García. Además de albergar la herrería, que atendería a caballos de vecinos, visitantes y peregrinos, también funcionó como hospedaje de caminantes. Para más sorpresa, varios documentos recogen que fue un hospital para los soldados de la guerra de la Independencia porque el de Pedrafita do Cebreiro estaba lleno.