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Temporada alta de furanchos

Monica Torres
Mónica Torres CANGAS

VEN A GALICIA

Decenas de loureiros del área de Vigo reabren para la llegada de madrileños por el puente

08 may 2022 . Actualizado a las 00:05 h.

Temporada alta en los furanchos con un lleno histórico. Varios de los loureiros más populares de la ría de la Vigo y de las comarcas limítrofes no solo completaron su aforo en los últimos días sino que hubo quienes soportaron largas esperas de pie para disfrutar del negocio gastronómico más enxebre del entorno. Tras los resultados de la semana pasada y, con un puente en Madrid con el sol garantizado en toda Galicia, los furancheiros confían en agotar existencias.

«Realmente hay una afluencia histórica. Se notan las ansias de salir de la gente, que está desesperada por disfrutar del aire libre», confirma Guillermo Martínez, presidente de la asociación de furancheiros de Pontevedra.

La campaña es del 1 de enero al 30 de junio pero, como solo se pueden trabajar tres meses por temporada, el grueso de los establecimientos reabrió sus puertas en Semana Santa. Solo una vez al año y el tiempo necesario para poder vender los excedentes de vino de la cosecha en estos locales de temporada.

«O que máis lle gusta a xente é o viño e os pinchos. Temos clientes de toda a zona de Vigo», indica Manolo Collazo, uno de los veteranos de O Morrazo, comarca que con la de O Salnés está considerada la principal zona impulsora de estos negocios familiares en los que no solo se come como en casa sino que se hace en la del anfitrión. En el caso de la de Manolo Collazo, su furancho ocupa la antigua corte de las vacas y parte de la terraza y se le conoce como O Castellano.

«Hace 20 años todo el mundo tenía viñas en casa, pero ahora no hay ni la tercera parte porque no había salida para el vino ni relevo generacional», señala Guillermo Martínez. Precisamente por esa imposibilidad de comercializar la producción, comenzaron a proliferar lo furanchos, que son los precursores del actual enoturismo. «Hay tradición desde hace más de 300 años», explica Videira, otro de los veteranos del sector, con furancho en Redondela, municipio donde hay más de medio centenar de estos loureiros

La actividad se concentra principalmente los fines de semana y, en horario de noche. Las redes sociales e iniciativas como la Guía Furanchín, permiten poner en el mapa los establecimientos que están dispersos por todos los pueblos de la provincia. La cantidad de loureiros que existen no está muy clara. Según el presidente de la asociación, Guillermo Martínez, «hay los mismos que antes de la pandemia, más de 200». No se atreve a sumar más, pese a que en las redes se cuentan por decenas en cada municipio y las guías ubican un listado de más de 300, solo en el área de influencia de Vigo.

La hoja de loureiro y la concentración masiva de coches, muchas veces estacionados en medio del campo, son el distintivo habitual aunque, a día de hoy, basta con activar en el GPS la búsqueda de furanchos y se puede hacer una ruta bastante completa por O Morrazo, Redondela o las zonas de Salceda, Salvaterra y O Baixo Miño, donde han abierto nuevos negocios aún en pandemia.

«Cada furancho ten o seu encanto porque ningún viño é igual, nin os pinchos. Non é menos atractivo coñecer os emplazamentos e así facer un pouco de turismo, ou ós donos das casas, cos que acabas tendo amistade», apunta Vicente Canosa, uno de los muchos vecinos que ayer acudieron a la inauguración del furancho Acuña.

«Creo que está siendo el mejor año que recuerdo, aunque aún faltan algunos por abrir, temerosos por el covid», señala Guillermo Martínez.