En el monte y en la costa, la comarca esconde rocas con originales formas
01 may 2022 . Actualizado a las 19:41 h.Redondeadas, puntiagudas, huecas, agujereadas... El litoral de Barbanza, donde el mar trabaja con fuerza, está plagado de originales formaciones rocosas. Pero también el monte de la comarca, azotado por intensos vientos, presenta singulares piedras. Unas y otras convierten determinados parajes en lugares idóneos donde dejar volar la imaginación.
RIBEIRA
Couso, un museo al aire libre. Ribeira tiene un gran museo al aire libre en lo que a formaciones rocosas se refiere, y es Couso. Allí, cada piedra es una escultura y en algunas es fácil adivinar formas humanas y animales. Es el caso de la conocida como el padre de Forcadiña, uno de los personajes de la leyenda de la isla de Sagres. Sin olvidar la Pedra da Ra, una enorme formación convertida en mirador.
A POBRA
Con leyenda. Cuentan que una inmensa roca situada en el entorno de Cabío escondía un tesoro, un caldero repleto de oro. Durante un tiempo fue también señal empleada por los marineros para situarse geográficamente. Hoy, Pedra Moura es un mirador con excelentes vistas a la ría de Arousa. De visita obligada son también en este municipio las formaciones situadas en el curso del río Pedras, que forman las conocidas piscinas naturales.
CARNOTA
Concentración en el monte Pindo. Las formaciones rocosas son uno de los principales atractivos del monte Pindo. Las hay para todos los gustos, desde las que presentan formas humanas, como la conocida como O Guerreiro o Pedra do Xigante, Os Druidas o la denominada O Coloso; a las que permiten ver animales como una tortuga. Otras forman cuevas que en el pasado dieron cobijo a quienes huían de las guerras.
Una joya en Cando. Pedra Serpal es uno de los iconos de Outes. No es para menos, pues ocupa un lugar estratégico desde es el que se ve toda la ría de Muros-Noia. Por ello, antiguamente era usada como marca de navegación. Actualmente son muchos los que acuden al lugar para practicar escalada.
Afloramiento en O Confurco. Tres municipios de Barbanza (Lousame, Rianxo y Boiro) toca el afloramiento granítico de O Confurco, que forma dos elevaciones destacadas, Coto de Tállara y monte Castelo. En la zona se pueden apreciar piezas graníticas con singulares formas que en el pasado fueron bautizadas por los vecinos con nombres como Coto da Campaíña o Pedra do Can. Uno de los enclaves más destacados es el sobreiral de San Lourenzo, entre cuyos árboles se esconden enormes peñascos.
Muros
Pedra do Cadro, un paraíso. Para los amantes de las formaciones rocosas, Pedra do Cadro, en Esteiro, es un paraíso. Un paseo y un poco de imaginación hacen posible tropezarse con humanos y animales que, aunque no se inmutan, merecen ser saludados. Pedra Pía o Casa dos Xudeos son las denominaciones que los lugareños les dieron a algunas de las rocas más singulares. En otros dos promontorios del municipio muradano, los montes Louro y Naraio, también abundan piedras plagadas de pías y agujeros.
BOIRO
Cantidad y variedad en Bealo. El monte de Bealo esconde un sinfín de rocas que llaman la atención. Tal es la riqueza que los vecinos se pusieron en pie de guerra en el pasado para evitar la instalación allí de una cantera de granito. En una aldea de esta parroquia, A Galea, se deja ver una enorme luna tallada por la naturaleza en una roca.
La riqueza está en la costa. El monte de Porto do Son invita a buscar penedos, pero la verdadera riqueza rocosa del municipio se encuentra en la costa. Y el centro de la diana son As Furnas: pequeños acantilados que se adentran en el agua e incluso son engullidos cuando la marea sube. En otro punto del litoral sonense, Fonforrón, el mar creó una gran cueva natural.