Una pizza con pulpo de Malpica y patata de Coristanco compitió entre las mejores del país

Bien es sabido que la pizza, uno de los platos más consumidos del planeta, acepta prácticamente cualquier topping sobre ella. Más allá de las combinaciones tradicionales, y del encendido debate sobre si la piña encaja o no, cada día van surgiendo nuevas interpretaciones de este clásico de la cocina italiana, adaptable prácticamente a todas las gastronomías. En este principio se basó la propuesta que un coristanqués llevó estos días al Salón Gourmets de Madrid, al primer Campeonato de España de Pizzas Gourmet.

Sobre la Pizza Bergantiñana —así la bautizó— Juan Ramón Fondo Anido colocó patata de Coristanco y pulpo de Malpica, los que para él son los «mellores produtos da nosa terra», dijo. Se presentó al certamen invitado por Marnova, la distribuidora que le surte buena parte de los ingredientes para el restaurante que tiene en Coristanco, y no desaprovechó la oportunidad de llevar a Madrid lo mejor de la Costa da Morte. «Quería representar a esta zona, que coñecesen os nosos produtos», aseguró.

De las diferentes categorías que tenía el concurso, el compitió en la de pizza clásica gourmet, entre más de ochenta contendientes. Quedó en la posición número 38 y confiesa que los nervios lo traicionaron en el momento de la elaboración ante el jurado, pero aun así valora muy positivamente la experiencia y asegura que el juez que cató su producto quedó gratamente sorprendido. «Se volvo, volverei para gañar, desta vez ata me tremían os brazos», confiesa Juan Ramón, de 53 años y primerizo en este tipo de experiencias.

Hace dos decenios, cuando regresó de Suiza, fundó en Coristanco la pizzería Il Molino, en donde tiene una enorme variedad de pizzas y algunas de marcado acento local. «A unha chámolle a Coristanco e leva pataca de aquí, despois tamén teño a de Bergantiños, con raxo e verzas da horta. A que presentei en Madrid non a teño en carta, porque ao prezo que leva o polbo tería que cobrala polo menos a vinte euros», explica Juan Ramón, al tiempo que reconoce el éxito que estos preparados menos convencionales tienen entre su clientela. «A de Coristanco, por exemplo, pídenma moitísimo», asegura el hostelero.

Él aprendió el oficio de la mano de un maestro italiano en Berna (Suiza) nada más marcharse a la emigración a la pronta edad de 16 años. «Contéillelo aos mestres pizzeiros cos que coincidín estes días no concurso. Aprender a manexar un forno de pedra non é nada fácil, hai que controlar moi ben as brasas e as temperaturas», relata. Algo más de quince años después, se despidió del país helvético y regresó a tierras de Bergantiños para fundar el negocio que todavía hoy regenta. «Os pizzeiros españois non temos nada que envexarlle aos italianos», considera, satisfecho de su experiencia en el concurso del Salón Gourmets, por donde pasaron más de 120 establecimientos de toda España.

Estrellas Michelín, maestros panaderos y profesores de las mejores escuelas de pizzeros de España e Italia integraron el jurado de este certamen, que estuvo apadrinado por el chef Jesús Marquina, Marquinetti, campeón mundial y toda una institución en el sector.

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