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Manel Loureiro: «Jamás se había intentado mezclar un robo imposible y espías con el Camino»

Montse García Iglesias
Montse garcía SANTIAGO / LA VOZ

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Manel Loureiro recorrió algunos escenarios en los que transcurre la novela en Santiago.
Manel Loureiro recorrió algunos escenarios en los que transcurre la novela en Santiago. Xoán A. Soler

«La ladrona de huesos», la nueva novela del exitoso narrador pontevedrés, se publica este miércoles

04 may 2022 . Actualizado a las 17:41 h.

Laura está compartiendo una cena romántica en O Cebreiro con su novio cuando este desaparece. Entonces ella recibe una llamada al móvil que le plantea que si quiere recuperarlo tiene siete días para robar las reliquias del Apóstol en la catedral de Santiago. Ese es el punto de partida de La ladrona de huesos, la octava novela de Manel Loureiro (Pontevedra, 1975), que llega este miércoles a las librerías como una gran apuesta de Planeta ya que parte con una tirada de 50.000 ejemplares. El autor recorrió un día antes algunos de los escenarios por los que transcurre la novela en Compostela.

—El germen de este «thriller» estaba incluso antes de que se dedicase a escribir...

—Tengo una conexión muy especial con Santiago, que me dio unos años maravillosos de mi vida como estudiante. Siempre que cruzaba la catedral me planteaba qué pasaría si me quisiera llevar algo porque descubría que estaba prácticamente solo. Ese recuerdo explotó en mi cabeza con el robo del Códice Calixtino y fue armando el germen de una historia que me apetecía mucho contar. Quería jugar con esos elementos: una historia de un robo imposible junto con otra de espías y todo en un entorno que conocía tan bien y tan improbable para ese tipo de historias como es Santiago, su catedral y el Camino.

—Y segundo «thriller» después de «La puerta», ¿ya le atrapó este género? ¿Dejó aparcados ya los zombis?

—Nunca digas de este agua no beberé, evidentemente, pero sí que es verdad que estoy muy cómodo con este género. Como escritor maduras, vas cambiando tus gustos. Historias que me apetecía contar antes, ahora menos; historias que ahora me apasionan son novela negra, thriller, que parece divertidísimo y que suponen un desafío y un enigma para el lector. Es de lo que se trata, no solo que el lector se lo pase bien leyendo, que es el objetivo principal, sino que la lectura suponga un desafío, que trate de adivinar antes de que pase, que es lo que va suceder.

—Está el Camino, pero también Rusia, Arabia Saudí, México... Parece que la actualidad se ha metido en el thriller... En «Veinte» anticipaba el virus, y ahora parece que ha vuelto a hacerlo por esa conexión con lo que sucede actualmente.

—Sí, parece que tengo una capacidad de anticiparme a cosas que van a suceder. Lo de Rusia tenía una explicación muy sencilla ya que siempre me había fascinado la historia de la Orquesta Roja, de toda esa red de espías que se extendió por toda Europa occidental a finales de los años 50 y que de una forma u otra ha pervivido y que sigue existiendo hoy en día. Estamos viendo ahora la verdadera cara de un régimen que se ha caracterizado siempre por su paranoia y por su necesidad de estar enfrentado permanentemente a todos los valores que significa Occidente.

—El anterior libro lo ambientaba en Pontevedra y Cerdedo-Cotobade, ahora elige Santiago y el Camino, un escenario muy presente en la literatura. ¿Qué trató de aportarle diferente?

—Me apetecía mucho contar una historia diferente en un entorno ya conocido. Efectivamente el Camino de Santiago es tan potente y tiene una historia tan grande que ha aparecido en innumerables libros y novelas, [...] pero creo que nunca se había planteado un thriller con unos elementos de un robo imposible y de espionaje. Esa mezcla jamás se había intentado... Y ¡ha salido bien! Sorprendentemente para todos, incluso para mí, que cuando empecé a escribir el libro no sabía si iba a funcionar, resulta que ha sido una mezcla explosiva.  Entonces, ¿qué aporto? Un enfoque diferente a un lugar conocido, que a partir de ahora se va a ver de manera distinta.

—Aunque habla del Camino y de Santiago, también la historia se expande por Madrid, México, Arabia Saudí, Suiza...

—Una de las claves de una buena historia es no ser tímido a la hora de crecer. Fue surgiendo de manera natural al ir escribiendo porque me di cuenta que sus protagonistas aunque están aquí, sus acciones tienen efectos en todo el mundo. Al final, hay determinados escenarios que nos llaman la atención independientemente de todo. Aunque estemos contando una historia con un carácter local muy intenso, que está ambientada en el tramo final del Camino de Santiago, los hechos que suceden mientras van andando tienen ramificaciones en un montón de lugares del mundo...

«La literatura de evasión es la puerta de entrada a otra más profunda»

Manel Loureiro lleva tiempo cosechando éxitos con sus novelas. Eso, dice, supone para él una «responsabilidad frente a los que ya te han leído y vuelven a hacerlo, y frente a los que te van a descubrir ahora. Hay que tratarlos como si fuese tu primer libro».

—Los éxitos anteriores meten presión, ¿es mayor responsabilidad?

—Al final no puedes agobiarte, sino el miedo sería paralizante. Es maravilloso porque, al final, no deja de ser un sueño cumplido. De repente, ves como tu progresión como autor avanza, como llegas a cada vez más lectores... Tienes una responsabilidad es lo que supone el éxito. Responsabilidad frente a los que ya te han leído y van a volver a hacerlo, y frente a los que no te han leído y te van a descubrir ahora. A toda esa gente la tienes que tratar como si fuese tu primer libro, como si fuesen tus primeros lectores y no creerte nunca nada y seguir trabajando, trabajando y trabajando... La clave de cualquier historia literaria de éxito se basa en trabajo, trabajo y trabajo.

—¿Queda algo de aquel abogado que empezó a escribir un blog?

—Poquito. Quedan un montón de anécdotas cada vez más viejas y amarillentas, queda un carné de abogado en mi cartera, y que sigo colegiado. Nunca dejé de estar colegiado porque muchas veces cuando tengo que rellenar un impreso y pone eso de profesión, siempre me da mucho apuro poner escritor. Aún sigo viviendo, aunque llevo casi veinte años, con el síndrome del impostor. Aunque tengo que aceptar que el abogado ya no está y que soy yo el que me he quedado con su vida.

—Defiende usted que el libro debe entretener.

—La literatura de evasión es fundamental no solo porque ayuda a la gente a evadirse —como dice su nombre— de sus problemas diarios y ayuda a entretener; sino porque también es la puerta de entrada a otra literatura más profunda, más elaborada, más de reflexión, más de motivación...; pero para eso es necesario el hábito de lectura. La única manera de conseguirlo y de lograr lectores es escribir libros que cuando empiecen a leerlos disfruten como si fuese una gran película.

—Aún llega ahora a las librerías, pero ¿habrá continuidad para Laura?

—Eres la primera que me haces esta pregunta y sospecho que no serás la última. La respuesta es que aún no lo sé.