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Caprichos del agua en Vigo y su entorno

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

VEN A GALICIA

Los ríos del sur de la provincia ofrecen numerosas cascadas que conforman lugares muy atractivos

08 may 2022 . Actualizado a las 00:05 h.

Los saltos de agua, las cascadas o, si se prefiere el poético nombre gallego, las fervenzas son lugares mágicos, cargados de belleza y simbolismo que la naturaleza nos regala en ese devenir eterno del caudal por convertirse en océano. En Vigo y su entorno hay varios accidentes geográficos de estas características, unos más espectaculares que otros, pero todos de un enorme atractivo visual.

En la primera división del desprendimiento a plomo del líquido elemento está el municipio de Fornelos de Montes. No en vano se sitúa en el camino descendente desde la Serra do Suído. El Verdugo y el Oitavén son los ríos en los que pueden localizarse con mayor facilidad estas espectaculares fracturas del terreno. La cascada de Casariños es, quizás, la más hermosa de cuantas se pueden ver en el área viguesa. Todo su contorno es digno de visitar, tanto el foxo de lobo y las chozas de pastores como la playa fluvial cercana.

En sus límites con A Lama aparecen otros ejemplos de saltos, en su mayor parte de apariencia prolongada, como es el caso de Verducido, A Freixa o Liñares. También se aprovechan del notable desnivel que se produce en los ríos que bajan de la sierra.

En las estribaciones de las tierras altas de la provincia se forman cascadas de agua, igualmente, en el municipio de Covelo. La más llamativa de todas ellas puede ser la de Maceiras, un poco más arriba de la playa fluvial del río Tea. Pero sin salir de este concello se localizan otras que no la desmerecen, como son los casos de A Graña o, sobre todo, la Caldeira de Parrelos. En casi todo estos casos están bien señalizadas, pero para quien esté interesado en este tipo de accidentes geográficos existe un blog en internet de gran ayuda. Se trata de fervenzasdegalicia.blogspot.com. En él, su responsable hace un detallado compendio de todas las existentes en Galicia y ofrece las geolocalizaciones de todas ellas. En los límites de Covelo con Mondariz están otras dos fervenzas significativas, como son las de As Caldas y la del río Caraño.

Aunque parezca llamativo, en el propio término municipal de Vigo se pueden apreciar tres fragmentaciones de cauces de ríos. Una es muy conocida y frecuentada por los amantes de las rutas por senderos. Se trata de la conocida como fervenza de Bouza Fría. Está situada en el cauce del río Eifonso, afluente principal del Lagares. Está enmarcada en un sendero botánico de gran valor ecológico, en que el que además se ofrece información al visitante tanto de la flora como de la fauna de este verde lugar. Está situada en Bembrive. En esta misma parroquia se ubica la fervenza del río Xalón. Es más pequeña, pero ofrece un rincón espectacular al que se puede acceder fácilmente desde el centro urbano de Bembrive porque está bien señalizada.

La tercera cascada viguesa se encuentra en la parroquia de Zamáns. Es conocida como A Freixa y está en el curso de uno de los ríos que desciende desde la Sierra del Galiñeiro. En todos estos casos es importante visitarlas en temporada de lluvias para apreciarlas en todo su esplendor ya que con la llegada de los estíos pierden fuerza o, en algunos casos, incluso desaparecen.

También es habitual que los concellos creen rutas en torno a estos elementos naturales, como es el caso del Pozo do Inferno, situado en el río Ribadil, en Crecente. Hay toda una infraestructura de madera para poder acceder al salto de agua de una forma cómoda. Además, en la zona hay otros elementos etnográficos de gran valor.

Aunque está en la localidad portuguesa de Monçao, la cascada de O Fojo está muy cerca de Salvaterra de Miño y ofrece un rincón digno de una película de elfos y lugares encantados. De regreso a Galicia, en el municipio de As Neves se localiza otra fervenza en el área recreativa de Santa Mariña. Está ya muy cerca de la desembocadura del río Xuliana en el Miño. Y un poco más arriba, en A Cañiza, el río Deva ofrece un salto prolongado por un cañón en la parroquia de Valeixe. Y en Arbo se sitúa la conocida como Laxe do Avó en el río Enxeño. Todas son muy distintas, pero compartes una enorme belleza. La gran pendiente existente en Domaio, en Moaña, facilita un descendo desenfrenado del agua del río Miñouva que se puede apreciar en parte desde la propia autovía de O Morrazo. Redondela es otro municipios agraciado con estas formas topográfica. La de A Feixa, en Reboreda, es muy conocida por su proximidad a Vigo, pero también es bonita la de O Rachón, situada en la carretera que se dirige a Pazos de Borbén.

Los ríos de Oia y O Rosal

Ya en O Rosal es muy conocida el río Cal, que aunque nace en Oia, toda velocidad e inclinación en el primer municipio. En este caso, aunque también en otras ya antes mencionados, tras la cascada se abren zonas de remansos empleadas en verano como espacios de baño.

Ya en el municipio de Oia aumenta el desnivel entre lo alto de la sierra y el mar, lo que facilita la existencia de saltos de agua espectaculares, como el existen en Mougás. En este mismo municipio se sitúa el Pozo do Arco, por donde baja encajonado el río Tamuxe, ofreciendo una sensación de gran fuerza hidrográfica.

Antes de cerrar el círculo de esta ruta hay que detenerse en Gondomar para apreciar la pequeña cascada existente en el río Touteiras, en Peitieiros. Descendiendo también desde el Galiñeiro, aunque por la ladera que se dirige a la comarca de A Louriña, se encuentra la fervenza de Chenlo, en el municipio O Porriño. En este caso, su entorno no la destaca lo suficiente.