El Camino a caballo, un negocio a potenciar en Lugo: «Vienen con ejemplares de 20.000 euros y no hay un sitio acondicionado»
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Cada vez más jinetes hacen la ruta y pagan por un hospedaje para los animales
11 may 2022 . Actualizado a las 11:01 h.Cuando se hace el Camino de Santiago con un animal no solo es el peregrino el que necesita un buen sitio donde poder descansar al final de la jornada. Para que sus acompañantes tengan un alojamiento adecuado, algunos caminantes no escatiman en gastos. Es el caso de los que peregrinan a caballo. Los pocos albergueros de Lugo que actualmente tienen un sitio acondicionado para estos animales aseguran que es un «negocio a potenciar» porque los jinetes tan solo cuentan con unos mínimos puntos clave. «Vienen peregrinos con ejemplares de 20.000 euros que no encuentran un servicio adecuado donde dejarlos».
En Sarria, el albergue Oasis cuenta con una finca cerrada exterior a los pies del Camino y, además, con boxes. Es el único hospedaje del pueblo que ofrece un espacio para los caballos. «Lo mejor en esta época es que los animales puedan estar fuera, pero si llueve o hay un semental habilitamos los boxes, hay ambas opciones», aseguran. Este hospedaje sarriano es pionero en el servicio a los peregrinos a caballo y explica que hay dos perfiles de este tipo de caminantes: «Viene gente con un burro o un animal de 300 euros a los que no le importa dormir al raso o dejar el caballo atado donde pueda, a la manera tradicional del Camino, pero también están llegando jinetes con animales de 15.000 o 20.000 euros a los que creo que hay que aprovechar más con un buen servicio».
Lo ideal, asegura, es poder ofrecerles un sitio interior y exterior en el propio Camino, no en una finca alejada. Para facilitar este espacio no es necesario tener un albergue, sino que se puede contar simplemente con el terreno. De manera que los caminantes vayan a un hospedaje de la zona y dejen a los animales en otro sitio habilitado.
Es lo que pasa en el albergue Val de Samos. Este edificio, como está en plena avenida principal del núcleo rural, no tiene finca, por lo que colabora con un vecino que instaló unos boxes en su finca. «Hay demanda y la gente que viene queda contenta por tener un espacio habilitado, ya que casi no hay», aseguran. Los peregrinos que suelen recibir son jinetes que vienen con buenos ejemplares y quieren tener «mimados» a los caballos. El complemento económico es tal que el gerente del albergue se planteó comprar una parcela para tener un espacio propio. «Estoy esperando a que vengan con más frecuencia pero es un caminante al que se debe tener en cuenta porque, al no haber oferta, tienen que llamar a los Concellos para poder arreglarse para la siguiente parada».
Pedirán colaboración de la Xunta para habilitar más espacios con personal formado
Lo que observan los albergueros que tienen terreno para caballos es que, además de gastar en un hospedaje adecuado, los jinetes también buscan personal que sepa cuidar a sus animales. En Portomarín, en la Casa Santa Mariña, cuentan con seis cuadras además de un prado privado. Trabajan con una agencia que organiza el Camino a caballo para grupos de 15 o 20 personas, por lo que hospedan a este tipo de peregrinos con frecuencia. «En las ciudades es casi imposible encontrar un lugar para los caballos y en los pueblos solo hay puntos clave, así que hacen la ruta con todo muy planificado». Cuando se hospedan en esta casa de Portomarín también quieren que haya personal que los cuide. El gerente del albergue, que tiene caballos, es quien se encarga. «Si a los humanos les pasa factura el Camino, a los caballos incluso más, así que quieren a alguien que sepa atenderlos».
La dotación de un servicio profesionalizado es algo que buscan los que ya empezaron a ofrecer estos espacios, por esto están trabajando en un proyecto para presentar a la Xunta. «Queremos habilitar un punto para los caballos en cada parada del Camino Francés que instale unos ocho boxes portátiles y además que cuente con veterinarios o personas del mundo del caballo que puedan atenderlos», explican desde el albergue Oasis, promotor de la idea, que asegura que sin la colaboración autonómica será inviable.