Patrocinado por

Arousa encara otro verano sin forma de frenar la «invasión» de autocaravanas

r. estévez / L. castro REDACCIÓN / LA VOZ

VEN A GALICIA

Martina Miser

O Grove y A Illa aguardan a las gestiones realizadas por la Fegamp

24 may 2022 . Actualizado a las 21:15 h.

Parece que este verano, los ayuntamientos arousanos seguirán sin disponer de mecanismos específicos que les permitan ordenar la llegada de autocaravanas a sus territorios. O Grove y A Illa, las dos localidades sobre las que el turismo estival ejerce mayor presión, están a la espera de que fructifiquen las gestiones realizadas por la Federación Galega de Municipios e Provincias (Fegamp) para desarrollar una normativa que les permita actuar con seguridad jurídica. El organismo que preside el vilagarciano Alberto Varela (PSOE) ha optado por entrar en una cuestión que trae por la calle de la amargura a un buen puñado de municipios costeros.

Tras unas jornadas sobre la materia celebradas en Betanzos en mayo, la Fegamp ha acordado solicitar informes tanto a Turismo y Medio Ambiente de la Xunta, como a Turismo y la Dirección General de Tráfico, ambos dependientes del Gobierno central, ya que entienden que es necesario que todas estas administraciones se impliquen en la solución de lo que hoy en día es ya un problema para muchos municipios.

Así lo dice, con radical contundencia, el alcalde de O Grove. El pleno de esta localidad descartó hace unos días una propuesta del BNG para habilitar zonas para autocaravanas, puesto que en la localidad ya existen varios establecimientos privados que dan ese servicio. Y pese a ello, una gran parte de los autocaravanistas no los utilizan. «El problema de las autocaravanas es serio, es grave, hay que calificarlo de invasión. O Grove no puede soportar 400 autocaravanas. Hoy, aún en el mes de mayo, en O Corgo, hay diez, doce. Hasta 60 tenemos contado en A Lanzada, en A Toxa otras tantas, en Area Grande, O Carreiro...», dice el regidor socialista, quien reconoce que, aunque hay «autocaravanistas que son muy respetuosos, este fenómeno se nos ha ido de las manos. Para O Grove son un problema de gestión. El año pasado, rompieron puertas de baños de playas para asearse y coger agua... Si no permitimos que hoteles y casas viertan aguas sucias en cualquier lado, o que tiren la basura de cualquier forma, ¿por qué se lo vamos a permitir a las autocaravanas?», se pregunta el regidor meco.

También en A Illa existe el problema de las autocaravanas, que el Concello intenta atajar desde el pasado verano manteniendo un férreo control policial sobre las zonas en las que estas suelen instalarse. «Aquí también hay vigilancia», protesta Cacabelos. «Pero no podemos estar detrás de cada autocaravana durante las veinticuatro horas. Hemos mandado a la policía un sinfín de veces, hemos hablado con la Guardia Civil...», recalca. Y nada ha surtido efecto. «Este invierno, después de mucho insistir, técnicos de Medio Ambiente instalaron una serie de señales de prohibido el paso y de prohibido estacionar en zonas sensibles. Algunas no duraron ni un fin de semana», señala Cacabelos, que está convencido de que las «zonas de alta sensibilidad ambiental, como las playas, van a tener que ser peatonales, y eso lógicamente va a generar un problema».

Cacabelos asegura que la dicotomía vehículo-vivienda es lo que dificulta el poner orden en este asunto. Confía en que el trabajo que está realizando la Fegamp llegue a buen puerto y solucione un problema cada vez más complejo. De hecho, confía en tramitar «de aquí a junio una ordenanza». No muestra tanta confianza el alcalde de A Illa, Carlos Iglesias, que considera que el trabajo para disponer de una norma garantista aún tiene por delante un largo recorrido.

MONICA IRAGO

El tráfico y los atascos, un problema sin solución

El verano suele ser sinónimo de atascos. Hay tramos en los que la circulación se vuelve insufrible, localidades en las que mover el coche se convierte en una temeridad. Bien lo saben, por ejemplo, los vecinos de A Illa de Arousa, que desde hace años ven como cruzar el puente resulta tedioso, agotador. Este año la situación debería mejorar. En O Bao funciona ya un gran aparcamiento disuasorio que pretende seducir a los visitantes para que dejen ahí sus vehículos y se muevan por la localidad utilizando medios menos agresivos. Es decir: bicicletas. Con la primera parte del plan lista, el ayuntamiento acomete estos días el pintado las ciclovías por las que se pretende encauzar ese nuevo tráfico. Al mismo tiempo, se trabaja para lograr tener listas para el verano las estaciones en las que los visitantes podrán alquilar los vehículos de dos ruedas que emplearán durante su estancia en la localidad. De todas formas, este verano la circulación por A Illa se verá lastrada, inevitablemente, por las obras que se van a desarrollar en la Avenida Castelao, unos trabajos que arrancarán esta misma semana y que se prolongarán durante ocho meses.

Otro punto negro para la circulación rodada es O Grove. El alcalde de esta localidad, José Cacabelos (PSOE) ha denunciado hasta la saciedad la necesidad de proceder al desdoblamiento del último tramo de la Vía do Salnés, haciendo que la autovía llegue hasta A Lanzada y enlace con los cuatro carriles que cruzan O Bao.

«En verano hay atascos y retenciones de más de media hora para entrar en O Grove», dice Cacabelos, quien señala que ese problema se extiende a otras fechas del año. «Desde abril, los files de semana de buen tiempo ya tenemos ese problema», se lamenta el regidor, que considera que la Xunta tiene que «empezar a valorar en serio» dar una solución a ese problema. De la misma manera, reclama que la Administración autonómica actúe en la carretera entre A Lanzada y San Vicente do Mar, una vía que conduce a muchos de los arenales de la localidad y que suele registrar un tráfico denso. «Llevamos años reclamando mejoras, pero nada. En cuanto infraestructuras de pueblo, seguimos exactamente igual que hace 25 años», dice Cacabelos.

Otro de los puntos negros del tráfico estival en O Salnés se encuentra en la Avenida Rosalía de Castro, que une Vilagarcía con Carril.