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Un siglo turístico en la ría de Pontevedra: de playas solo para mujeres a normalizar el nudismo

Marcos Gago Otero
marcos gago PONTEVEDRA / LA VOZ

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Carreiro das Mulleres, en Marín, una playa que desapareció al hacerse las obras de la Escuela Naval
Carreiro das Mulleres, en Marín, una playa que desapareció al hacerse las obras de la Escuela Naval

Bañarse en el mar hace cien años: todos vestidos y mudarse en casetas

06 jun 2022 . Actualizado a las 23:07 h.

Las mujeres por un lado —que para eso estaba el Carreiro das Mulleres— y los hombres por el otro —el nombre ya dejaba claro quién tenía que ir allí: Carreiro dos Homes—. Así se bañaron los marinenses en las décadas finales del siglo XIX y principios del XX. Las convenciones sociales de la época imponían también que las mujeres viniesen vestidas de casa para poder entrar en el agua. Del toples no sabían ni lo que era —tampoco nadie más en la Europa finisecular—.

No todas las gallegas podían permitirse comprar un bañador en tiempos donde para la mayoría les era difícil hasta poner lentejas en el plato. Aquellas que lo hacían podían, previo pago, mudarse en una caseta junto a la playa donde nadie las veía. El Carreiro das Mulleres era el más próximo al casco urbano, mientras que el de los Homes estaba más alejado. Ambos han quedado relegados al olvido, como las costumbres que originaron ese baño separado por sexos. Las dos calas fueron sepultadas por las obras de la Escuela Naval. A Portocelo, que hoy es la primera playa de Marín, no iba casi nadie en aquel entonces. Se la consideraba demasiado alejada y agreste —no había vial de playas y un cañaveral invadía gran parte de la arena—.

Esto era lo que pasaba en Marín, la referencia turística del finales del XIX en la ría de Pontevedra, hasta que la industria conservera arrasó con las playas urbanas y entonces el turismo descubrió Silgar, en un Sanxenxo de casas pequeñas y arenales inmensos.

El tiempo fue avanzando y las costumbres fueron cambiando. En la segunda mitad del siglo XX el turismo se recuperó en España. Es el momento de los grandes paseos marítimos, de la transformación urbana de las villas costeras y del comienzo de la edad de oro de Sanxenxo, que poco a poco, con tesón y buen hacer, logró salvar Silgar del asfalto.

Bascuas y Namorados

En los años sesenta ir a la playa dejó de ser una cosa de unos pocos o de los que vivían pegados al mar. Llegó el turismo de masas y en los setenta y ochenta, con la llega de la democracia a España, los restrictivos códigos heredados del franquismo e incluso de más atrás, dejaron paso a la modernidad. El nudismo fue una de esas novedades, que encontró en Bascuas, en Barra, en pequeñas calas de O Grove y Beluso y en la isleña Melide, en Ons, un litoral donde poder disfrutar del sol sin prejuicios.

El nudismo no se aceptó sin resistencias. El caso más clamoroso fue la famosa pelea que en 1984 implicó a unas cien personas en Bascuas entre un grupo de textiles y nudistas que acaparó titulares a nivel nacional. Al final, los segundos fueron absueltos y la normalidad se implantó.

Un último conflicto en la ría pontevedresa se libró, aunque sin peleas, en la playa dos Namorados, en Aguete, hace exactamente veinte años. En la actualidad, ese debate está también superado.

A la actual generación las costumbres turísticas de nuestros bisabuelos e incluso de nuestros padres les suena más raro que un viaje a otra galaxia, como cosas de otro mundo.

O Grove modificó una ordenanza que quiso prohibir el naturismo en el 2013

Una ordenanza municipal que el gobierno local de O Grove llevó a pleno en enero del 2013 tuvo que ser modificada a última hora para evitar incurrir en un conflicto con la Federación Española de Naturismo. El Ayuntamiento meco había incluido en el documento inicial una cláusula que prohibía el nudismo en sus arenales, pero desde la Federación Española de Naturismo alegaron contra la normativa y advirtieron al equipo de gobierno de que se trataba de un veto ilegal al exceder las competencias municipales. Finalmente el Concello reculó y el artículo objeto de la polémica fue retirado.

Una actitud totalmente opuesta a la del Concello de O Grove en el 2013 la tuvo el Ayuntamiento de Marín en el 2002, cuando surgió el conflicto por el uso naturista o exclusivo textil de la cala de Os Namorados, en Aguete. En aquella ocasión, el alcalde marinense recalcó una y otra vez que el nudismo en la playa no estaba prohibido.

Batalla por Bascuas: «Saímos ata no 'Interviú', na casa sentoulles moi mal»

Playa de Bascuas, en Sanxenxo
Playa de Bascuas, en Sanxenxo CAPOTILLO

Hace esta semana exactamente 35 años que la jueza de Cambados absolvió a todos los nudistas denunciados por una pelea multitudinaria que se había producido en Bascuas, en Sanxenxo, tres años antes. Uno de los nudistas que fue denunciado y después absuelto, el marinense Andrés Gesteiro, recuerda cómo fue aquel día y lo que pasó después, ahora más bien como una anécdota, que en su momento causó ríos de tinta y más de un disgusto en casa.

Con 19 años, Andrés estaba con unos amigos en Bascuas. «Non era a primeira vez, daquela ía alí e tamén a Barra, onde tivera tamén algunha pequena movida destas». Sobre el incidente del verano de 1984, este marinense recuerda: «Aquel día había moitísima xente en Bascuas, a maioría eran estudantes, a maioría de Pontevedra e tamén de Santiago, e veu a policía e nos identificaron a todos».

Repercusión en toda España

Este marinense precisa que él no participó en el enfrentamiento que se produjo entre textiles y nudistas en el arenal en aquel verano, pero que acabó denunciado como muchos otros que estaban haciendo nudismo en la playa.

La trascendencia de la pelea sorprendió a todos. No solo fue titular en la prensa gallega. «Saímos nas revistas, ata no Interviú, así que podes imaxinarte». A sus padres no les hizo ninguna gracia porque, además, se enteraron de lo ocurrido leyendo el periódico. «Na casa sentoulles moi mal, sobre todo ao meu pai», recalca. «Eu non participei na pelexa, pero nos identificaron a todos e nos investigaron a todos no xulgado de Cambados», añade.

«Daquela había no código penal un artigo de escándalo público, que logo desapareceu», señala Andrés. «Tivemos que ir ao xulgado de Cambados varias veces ata que anularon ese artigo ou parte del e nos absolveron a todos», comenta.

Más de treinta años después del incidente de Bascuas, Andrés admite que «xa hai bastantes anos» que no va a Barra o a Bascuas, pero cree que la práctica del nudismo, socialmente, «está moi normalizada porque a sociedade non é a mesma que naquela época, polo que agora non teño nin a menor dúbida de que a xente irá a Bascuas e non pasa nada».