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Pili y Mili, los «centinelas» del museo arqueológico de O Castro en Vigo

e. v. pita VIGO / LA VOZ

VEN A GALICIA

Una familia de conejos adopta el yacimiento galaicorromano como madriguera de lujo en pleno centro urbano

07 jun 2022 . Actualizado a las 00:21 h.

Los niños que no tienen interés por la historia ahora disponen de un buen aliciente para visitar el yacimiento arqueológico del monte de O Castro, en Vigo. El pequeño poblado castrexo excavado y reconstruido se ha convertido en la lujosa madriguera de Pili y Mili, o de los parientes de Bugs Bunny y Roger Rabbit. Se trata de una familia de, al menos, cinco conejos que se han asentado en un rincón del centro de Vigo con más de 2.200 años de antigüedad. El museo está encajonado entre el vial de la rotonda del parque y un gran pinar aislado de los senderos.

Con frecuencia, los visitantes ven asomar las orejas largas y puntiagudas de estos mamíferos entre los muros circulares del poblado castrexo, que exhibe dos pallozas y una casa de estilo romano reconstruidas. Estuvo habitado entre el siglo II a.C. y el siglo III d.C., primero por castrexos y luego por galaicorromanos.

Estos animales disfrutan de un hogar tranquilo porque nadie los molesta: el recinto está vallado, lo que les aleja de miradas curiosas. Algunos perros los olfatean, se cuelan por las rejas y les dan un buen susto pero los centinelas saltan a sus madrigueras a la velocidad de una liebre.

En los últimos años, el museo apenas recibe visitas porque ha restringido sus horarios de atención al público. Abre dos horas por la mañana los martes, cuatro horas el viernes y dos horas por la tarde el sábado. A partir de julio, y durante el verano, ampliará su horario de martes a viernes, dos horas por la mañana, y viernes y sábado, dos horas por la tarde.

El Castro es un yacimiento arqueológico de 1.800 metros cuadrados que incluye la reconstrucción de tres edificaciones castreñas de uno de los poblados más extensos y evolucionados de Galicia. Solo está excavada una pequeña parte del oppidum de Vigo, que se extendía por la ladera del monte de O Castro.