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Los negocios del Camino en Lugo, obligados a dejar de servir comidas por la falta de trabajadores

Uxía Carrera Fernández
UXÍA CARRERA LUGO / LA VOZ

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Algunos negocios de Portomarín prescinden de dar desayunos o la cena
Algunos negocios de Portomarín prescinden de dar desayunos o la cena ALBERTO LÓPEZ

La poca mano de obra no da abasto para el gran tránsito de peregrinos

08 jun 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace dos meses que empezó la temporada alta del Camino de Santiago. Tras dos años de una peregrinación a medio gas, los negocios de la ruta francesa, la más concurrida, se prepararon para volver a recibir caminantes como antes de la pandemia. Sin embargo, este año cambió todo. «Es la primera vez que nos resulta tan difícil encontrar trabajadores», aseguran desde O Cebreiro, el pueblo de entrada a Galicia. Hasta los días anteriores a Semana Santa, cuando se multiplica el número de peregrinos, había decenas de ofertas vacantes y los comerciantes alertaban de una saturación de su trabajo. Lo esperado sucedió. La imposibilidad de encontrar empleados continúa, lo que está obligando a recortar servicios a muchos locales.

Los pueblos más afectados son O Cebreiro y Portomarín, aunque continúa habiendo ofertas en Sarria o Paradela. En Portomarín, Cristina lleva más de 15 días buscando un camarero para su restaurante. «No se encuentra gente, ya fui directamente el Sepe para y tampoco así conseguí nada», cuenta. El convenio en hostelería marca como 1.090 euros el sueldo mínimo, pero Cristina relata que tanto ella como el resto de negocios del pueblo subieron la cantidad para atraer trabajadores. «Ya nos llamamos unos locales a otros para preguntar si conseguimos a alguien o conocen a alguien». Aun así, muchos negocios de la villa siguen teniendo plazas vacantes y ya no pueden atender a todos los peregrinos. «Estamos dejando de dar desayunos o comidas porque no podemos tener servicio todo el día». Esta situación, cuenta, no es bien recibida por los caminantes: «Muchas veces se enfadan porque no pueden comer y no entienden lo que pasa».

En O Cebreiro está pasando lo mismo. Lo afirma Diego Núñez, que regenta un albergue, un alquiler de bicicletas y un taxi. Para los dos primeros negocios lleva meses buscando gente. «Necesito una persona que me lleve las habitaciones del hotel y un mecánico para las bicicletas», explica. Núñez relata que recibe llamadas constantemente pero rechazan la oferta o no cumplen requisitos como tener coche. «Les deja que pongan ellos las condiciones, algunos vienen a probar, pero están una semana y se van». Por la imposibilidad de encontrar trabajadores, el lucense tiene que suspender algunas tardes el servicio de taxi para poder atender él al albergue o cerrar el alquiler y mantenimiento de bicicletas para atender las otras dos ofertas. «Tengo una amiga que me está echando una mano de favor porque no doy abasto».

En O Cebreiro, los locales que ofrecen comidas tampoco pueden ofrecer el servicio de todos los años. «Estamos cerrando un día a la semana para cumplir los turnos porque somos menos de lo habitual». Otros, en vez de cerrar optan por no dar cenas o desayunos.

También en Paradela, José Manuel de la Casa Cruceiro, que es alojamiento y da comidas, está trabajando con una plantilla más reducida de lo habitual. «Temos que recortar os servizos do restaurante, como o horario, para que polo menos o que fagamos o fagamos con calidade».

¿Por qué no hay empleados?

Los dueños de los negocios de los concellos lucenses del Camino aseguran que las condiciones económicas no son un problema para encontrar empleados, ya que prácticamente todos suben del salario del convenio. De media, explican, están invirtiendo unos 2.000 euros por trabajador. Sí admiten que el trabajo en el Camino es duro porque la atención a los peregrinos es constante y durante los meses de temporada alta el trabajo es muy intenso. Sin embargo, destacan que es otro tipo de turismo y de hostelería: «Es otro trato más agradecido y los extranjeros ponen todas las facilidades». Además, uno de los factores que creen que más condiciona es el de la subida del precio de la gasolina, ya que muchos interesados viven en Lugo o Ponferrada, pero tendrían que asumir un gran gasto en desplazamiento hasta alguno de los pueblos del Camino, donde no hay alojamiento. Por eso algunos negocios como el Hotel Santa María de Poio ofrece empleo y también residencia.