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Los negocios que trae el bum del alquiler turístico en Ortegal

ANA F. CUBA ORTIGUEIRA / LA VOZ

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Playa de Esteiro, en O Barqueiro
Playa de Esteiro, en O Barqueiro

La comarca se ha ganado un espacio destacado en el mapa en los últimos años y la oferta se multiplica para responder a la demanda de alojamiento

25 jul 2023 . Actualizado a las 11:23 h.

La comarca de Ortegal lleva años en el mapa turístico, pero nunca con tanta fuerza. La pandemia, que ha propiciado que mucha gente descubra otra forma de vida, lejos de las ciudades, ha contribuido a este impulso. La oferta también se ha multiplicado, en respuesta a una demanda creciente de alojamientos de todo tipo. El alquiler vacacional vive un bum, que se refleja en la proliferación de viviendas de uso turístico. Muchas ya se arrendaban antes y ahora figuran en el registro autonómico. Así ocurre con Dos Hermanas y La casa de la Tía, dos inmuebles del Porto de Bares, en Mañón, atendidos por Pilar Martínez Villasuso y su hermana, Cristina.

«Mi tío Marino ya empezó a dar camas en los años 70», cuenta Pilar. Después se ocupó su madre de alquilarlas en verano, a familias que ya reservaban de un año para otro, algunas durante décadas. «Ahora estamos nosotras, es una ayuda para pagar los gastos que generan [contribución, agua, etcétera] y el mantenimiento, y un dinero, un complemento a nuestros trabajos. Tienes que estar muy pendiente, limpiar cuando salen unos y van a venir otros, entregar las llaves...», explica. «El que encuentra sitio aquí [Bares] ya no lo suelta», afirma. Destaca las escapadas de fin de semana o puentes, más frecuentes a raíz de la pandemia.

Interior del molino de O Barqueiro, The Painted Mill, acondicionado para su alquiler por The Cliffs of Loiba
Interior del molino de O Barqueiro, The Painted Mill, acondicionado para su alquiler por The Cliffs of Loiba

The Cliffs of Loiba, la empresa surgida en la pandemia que ya gestiona cerca de 50 casas

El empresario Víctor Pinies, que recaló en la comarca hace años, viajaba con frecuencia a Madrid por negocios, hasta que la pandemia lo dejó todo en suspenso. Ya antes había alquilado su casa de invitados y hace dos años empezó a gestionar viviendas propias y de particulares. El crecimiento ha sido tal que su cartera ya suma 40 inmuebles, y en un par de semanas serán cerca de 50. «Y a alguna le he dicho que no», asegura. Opera en las comarcas de Ortegal y A Mariña lucense, con casas singulares, por su emplazamiento, la arquitectura o la decoración. «En un alto porcentaje son propiedades que han pasado un proceso de renovación», explica. Él se ocupa de transformarlas en busca de unos estándares de calidad que las hagan atractivas para sus clientes, de poder adquisitivo medio-alto.

«Hay mucho producto en el mercado, que es muy diverso», constata. «Este año ha tenido un buen comienzo, con gente todos los meses... por fin han vuelto los extranjeros, americanos, australianos, sudafricanos...», señala. El volumen de reservas es alto y hay quien, en una escapada a la zona descubre que es aquí donde quiere vivir, al menos por temporadas, y busca una vivienda en propiedad. «La campaña se presenta bien, esta costa empieza a ser conocida, a estar en el mapa», subraya Pinies. La tranquilidad, el paisaje y la gastronomía son los principales alicientes.

Interior de una de las estancias de Casa Tarroiba, en el centro de Cedeira
Interior de una de las estancias de Casa Tarroiba, en el centro de Cedeira

Los apartamentos Sonreiras, en Cedeira, y una nueva inmobiliaria, GaliciaNorte22

Entre las nuevas iniciativas surgidas en la zona figura Apartamentos Turísticos Sonreiras, una empresa del Grupo Luciano, de Cedeira, que alquila la casa Tarroiba, un piso de 170 metros cuadrados, «no centro, con todos os servizos cerca e con capacidade para ata oito hóspedes», apunta M.ª Pilar Pérez, responsable de márketing. Para promocionarla han creado un vídeo sobre Cedeira, en el que destaca la cala Sonreiras, que da nombre a la firma. Prevén ampliar su cartera.

Laura Galdo lanzó, a mediados de mayo, la inmobiliaria GaliciaNorte22, una agencia que opera en el ámbito de la comarca de Ortegal. «El año pasado fue un bum muy grande, no quedó nada para alquilar, y este año ya empezaron a reservar en enero. Veo buenas previsiones», comenta. Durante cinco años gestionó, con un socio, una empresa similar, con sede en Espasante (Ortigueira). «Ahora lo atenderemos todo en línea, para venta y alquiler [...]. La mayor parte de las casas que tenemos para uso turístico son de gente de la zona, y los apartamentos, de inversores que compraron en su momento, de Madrid y Bilbao sobre todo», señala. Espasante acapara la demanda, seguido de O Barqueiro, y los precios oscilan entre los 800 y los 900 euros por semana, en temporada alta.

José Picallo, presidente de la Asociación Turismo Sostible de Galicia y empresario de turismo rural, en A Casa do Morcego
José Picallo, presidente de la Asociación Turismo Sostible de Galicia y empresario de turismo rural, en A Casa do Morcego JOSE PARDO

José Picallo, presidente de la Asociación Turismo Sostible de Galicia: «Esiximos que as VUT se regulen igual que calquera outra actividade»

Los datos que maneja la Asociación de Turismo Sostible de Galicia, que agrupa establecimientos de turismo rural de toda la comunidad, resultan elocuentes. A 30 de junio de 2017 se contabilizaban 542 viviendas de uso turístico (VUT) y 551 casas de turismo rural. A 1 de febrero de 2022 ya eran 14.134 las VUT, mientras que en los negocios rurales apenas había variación, y era a la baja, con 540. José Picallo (Ferrol, 60 años), presidente de Turismo Sostible y responsable de A Casa do Morcego, en O Porto do Cabo (Valdoviño), alerta de la fiebre de las VUT y, sobre todo, de la falta de una regulación que las equipare a cualquier otro tipo de negocio del sector turístico.

Este colectivo, en línea con la recién constituida Previturga (Plataforma por la Regulación de las Viviendas de Uso Turístico de Galicia), reclama la paralización de licencias de VUT en toda Galicia «ata que se regule claramente esta actividade». En este sentido, proponen que «todo propietario deste tipo de oferta teña que dar darse de alta e pagar os impostos correspondentes, que se prohiba o aluguer de menos de quince días consecutivos e que se coloque unha placa identificativa no exterior».

Su planteamiento incluye que la licencia de VUT «teña as mesmas medidas, controis e esixencias urbanísticas que calquera outro servizo de hospedaxe, como hoteis ou apartamentos». Aboga, además, por que cada Concello tenga potestad para autorizar o no este tipo de oferta, «se houbese escaseza de vivendas de aluguer», como ocurre en ciudades como Santiago de Compostela, «e como xa ditaminou o Tribunal de Xustiza da Unión Europea». También reclama que los dueños de VUT «teñan que solicitar licenza nos diferentes organismos [Turismo, Sanidade e Urbanismo] coma calquera tipo de aloxamento». Picallo insiste en que su único propósito es «que se regule de xeito rigoroso, porque esta xente non paga o IVE nin fai un rexistro dos viaxeiros...». «Cantas VUT que non sexan xestionadas por empresas comunican os nomes dos hóspedes á Garda Civil?», se pregunta.

La asociación se reunió el pasado 9 de marzo con la directora xeral de Competitividade de Turismo de Galicia, María Baleato, para pedir «a suspensión urxente da concesión de licencias novas de VUT mentres non se regulen en condicións». Tres meses después, continúan a la espera de una respuesta. «Vemos que, por parte da Xunta, non queren afrontar o problema», lamenta Picallo. Este empresario defiende la existencia de las VUT, «pero suxeitas a unha normativa» equivalente a la que rige el turismo rural, los cámpings o cualquier otra actividad de este tipo. De lo contrario, advierte, «estase danando a imaxe de calidade que distinguiu o turismo en Galicia».

La alta rentabilidad hace especialmente atractivo el alquiler de uso turístico. Para dar de alta una VUT basta con que disponga de cédula de habitabilidad y licencia de primera ocupación, un seguro de responsabilidad civil, un registro de entrada de viajeros y un número de teléfono disponible durante las 24 horas del día. Los promotores tienen que firmar una declaración responsable y abonar 58,62 euros.

«Necesitamos un cambio de postura por parte da Administración —reitera el presidente de Turismo Sostible—, esiximos que se faga unha normativa coma a que rexe en calquera outra actividade turística», para evitar la competencia «desleal».