Gerardo Torres, el fotógrafo que retrató el ascenso turístico de Sanxenxo

Gerardo Torres Torres (Sanxenxo, 86 años) es la memoria fotográfica de su villa natal, retratando a golpe de flash, su transformación en la capital turística de las Rías Baixas. Su propia trayectoria vital también lo es la de su profesión, que pasó de ser artesanal al mundo digital. «Antes los negativos eran en cristal, porque no había celuloide después de la guerra. Había que tener mucho cuidado con ellos porque cualquier arañazo fastidiaba el asunto. Luego empezaron a venir las placas en celuloide y era mucho más cómodo», rememora.

Fotografía Torres fue uno de esos locales de toda la vida que muchos sanxenxinos aún recuerdan como si fuese ayer cuando se ponían delante de su cámara en el estudio de la tienda de Silgar 16. Gerardo, hijo de fotógrafo relata que su maestro en la profesión fue su padre, Gerardo Torres Franco, que en 1917 fue uno de los pioneros en la comarca. Cuando era niño a su madre la destinaron a A Cañiza y toda la familia la siguió. Su padre siguió haciendo fotos y cuando la familia regresó a Sanxenxo, volvió a abrir un estudio.

El servicio militar llevó a Gerardo a Marín. En la Escuela Naval, le tocó ayudar al fotógrafo oficial y se ocupó de las proyecciones de las películas de estudio a los guardiamarinas, entre quienes se encontraba un por entonces joven Juan Carlos de Borbón, príncipe de España.

Acabada la mili, volvió a Sanxenxo y siguió ayudando a su padre, perfeccionándose en el oficio al que dedicó su vida. En 1965 su padre se jubiló y Gerardo dirigió el establecimiento hasta que a él también le tocó el tiempo de la jubilación en el 2002. Su hijo Ángel explica: «Antes todo el mundo venía a hacerse las fotos, tanto de carné, como bodas o para regalar a la mujer los que iban embarcados. Como curiosidad también tiene fotos de la gente famosa que pasaba por aquí».

¿Quiénes? Muchos. Según iba avanzando el siglo XX, la fama de Sanxenxo iba cobrando ímpetu y también los famosos que se dejaban ver. «Tengo fotos de Aurora Bautista, Sara Montiel, Fernando Rey, Luis Suárez, Manolo Morán, entre otros. A todos les hice fotos en A Lanzada, o en el centro del pueblo». La recepción era buena, «sin problema ninguno». Gerardo recuerda que «si podía una se la daba a ellos y las demás las guardaba yo o las ponía en el escaparate».

Los famosos, sin embargo, eran la excepción. El grueso del trabajo del estudio lo daban personas anónimas, turistas, vecinos y eran un público que había también que mimar. «Revelábamos los carretes para tenérselos al día siguiente preparados y había días que estábamos hasta las cuatro de la mañana».

Miles y miles y más miles de fotos a lo largo de tantas décadas hacen imposible tener un foto favorita. Pero puestos a escoger, Gerardo menciona una: «Mi padre dándole el matolín a un negativo para retocarlo a base de lápiz, en el estudio, en mangas de camisa, para que la tiza agarrara en el negativo, porque si no resbalaba y no pintaba». Es un símbolo de otra época y de un arte.

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