La exótica ave lleva dos días disfrutando de la costa y el puerto local
16 jun 2022 . Actualizado a las 13:44 h.A Guarda da el pistoletazo de salida a la temporada de verano con la llegada de un turista tan inesperado como bien recibido. Se trata de un hermoso ejemplar de flamenco rosa que la asociación naturalista de O Baixo Miño, Anabam, consiguió grabar el martes por la tarde en el municipio. Al ave, de largas piernas, cuello estirado y curvo y más de un metro de altura, parece haberle gustado la villa de la desembocadura del Miño ya que, de momento, ha decidido quedarse.
Ayer, ajeno a la expectación mediática que había provocado, el precioso ejemplar se paseó por el puerto, para sorpresa de los guardeses y los visitantes que se lo cruzaron en varios puntos de la costa.
Anabam considera que lo más probable es que el animal haya remontado algo más de 125 kilómetros de Atlántico procedente de la localidad lusa de Aveiro, ya que es una de las decenas de especies de aves que viven en la zona de la laguna de este municipio. Con darse un paseo cerca de las salinas, puede disfrutarse de un atardecer de espectáculo en el que los flamencos salen a comer por esta laguna de Aveiro donde parecen haberse asentado también.
Es por ello que los naturalistas consideran que pueda tratarse de un ejemplar procedente de esta laguna lusa, porque, aunque algunos llegan de otras latitudes, en Aveiro hay flamencos que ya han asentado allí su residencia todo el año y no se encuentra a una gran distancia.
El hábitat natural del flamenco lo constituyen los humedales de aguas salinas, ya sean costeros o del interior, son contadas las ocasiones en las que se puede ver un ejemplar en libertad en Galicia ya que las colonias más importantes de España se encuentran en el litoral mediterráneo.
El flamenco de hace seis años
En O Baixo Miño, apunta Anabam, consta que lo captó el objetivo de Manu Sobrino Senra, autor del blog El Naturalista Cojo, el 16 de septiembre del 2016. En aquel momento se constató que era «el primer y único flamenco citado en la comarca». Se trataba de una cría, que posiblemente se despistó del grupo y que recaló durante unos minutos en la costa, similar al que un año antes había parado en el puerto de A Coruña.
El ejemplar que desde el martes se deja ver y fotografiar por A Guarda se ha convertido en toda una atracción. Se trata de un Phoenicopterus roseus, adulto y rosado, apuntan los expertos, que sorprende tanto por su belleza como por la tranquilidad con la que parece estar disfrutando de una costa que no conoce, a pesar de que no es un animal solitario.