La noche más corta del año estuvo marcada por el sentimiento de que «hacía falta esto»
24 jun 2022 . Actualizado a las 15:48 h.El fuego se impuso al agua en una mágica noite de San Xoán. Contra todo pronóstico y, a pesar de que el cielo ceniciento y el orballo auguraban una jornada gris, Ferrol, Eume y Ortegal estaban preparadas para exorcizar todos los males y desafiar al mal tiempo en el primer San Xoán sin restricciones.
La celebración de la noche más corta del año se inició con prontitud en puntos como San Xoán de Filgueira, en Ferrol, con el objetivo de alargar la fiesta lo máximo posible. Ese barrio, San Xoán, celebra estos días, además, sus fiestas patronales. Y una larga hilera de personas aguardaba, desde antes de las 19. 00 horas, para degustar el manjar por excelencia en la «noite meiga». «Llegamos antes de tiempo para prepararlo todo y ya había gente esperando», detallaban desde la organización vecinal.
La clave del éxito: 200 kilos de sardina, que «siempre se acaba»; una buena brasa y muchas ganas de fiesta porque —señalan— «llevábamos dos años sin esto y ya hace falta tener la sensación de volver a lo de antes, a la vida», como detalla un vecino, Ramón Graña, mientras disfruta de la comida en buena compañía.
Eso sí, los encargados de preparar «o peixe» y permitir que se disfrute de esta fiesta comentaban ayer la importancia de que los más jóvenes cojan el testigo de esta tradición, que marca el inicio del verano.
Los emblemas de la noche
En el barrio de Esteiro, en Batallones, se recuperaba uno de los emblemas de la noche en la urbe naval. «Somos del barrio y veníamos todos los años. Hacía falta un día así», detalla una vecina de la zona que ha acudido al encendido acompañada de su familia. En su caso, han prendido una pequeña hoguera que han saltado desde la abuela hasta los nietos.
A las 23.00 horas, el alcalde de Ferrol, Ángel Mato, prendía la mecha de la tradicional luminaria que, aunque sin sardinas, estuvo acompañada de un espectáculo pirotécnico que sorprendió especialmente a los más pequeños. «Si tiene que llover ahora que llueva, pero por lo menos pudimos disfrutarlo», determinaba una de las asistentes al prendido de la hoguera de Batallones, que confesaba además que, a lo largo de toda la tarde, «había estado temiendo que este año iba a ser la lluvia la que chafase la fiesta».
Entre aplausos, los bomberos ferrolanos iniciaron el apagado de un fuego que, tal y como reseñaron desde la asociación de vecinos de Esteiro, logró ganarle la partida al mal tiempo. Así, después del parón obligado de la pandemia, el San Xoán de 2022 supo a sardina y a los abrazos y besos que, por fin, se recuperaron.