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Un vistazo al Cantón desde las nubes

Ana González Núñez
Ana González A CORUÑA / LA VOZ

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La noria del muelle de Batería, en A Coruña
La noria del muelle de Batería, en A Coruña CESAR QUIAN

El viaje en la noria, de cinco minutos, ofrece una original vista panorámica a ritmo pausado

24 jun 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El emblemático edificio de La Terraza en Méndez Núñez es el gran protagonista del viaje en la noria monumental instalada en el muelle de Batería, un trayecto pausado en el que observar detenidamente una impresionante vista panorámica e inédita de la ciudad de A Coruña, el mar y la costa de Oleiros. Comenzó a girar a las 17.00 horas de ayer y lo seguirá haciendo hasta el 21 de agosto, en horario ininterrumpido de 11.00 a 24.00 horas. Aunque no se ven las playas, se dibuja a un lado de la cabina la bahía de Riazor. El Millennium y el Monte de San Pedro se distinguen perfectamente a la izquierda, mientras que la torre de Hércules, a la derecha, se divisa más pequeña, junto al inconfundible depósito de agua de Monte Alto. A través de ese mismo cristal de la cápsula que alberga a un máximo de diez pasajeros se aprecian, más cerca, los imponentes edificios del Cantón y los jardines. Al otro lado se pueden observar los muelles de Calvo Sotelo y San Diego. Al fondo se sitúa la playa de Bastiagueiro, junto al castillo de San Antón y a la gran torre de la H.

El viaje dura cinco minutos y cuesta seis euros por persona. El ritmo es lento, de modo que se aprecian con tiempo suficiente las vistas a los dos lados. Tiene cinco marchas, pero gira en la primera. La recomendación fundamental para disfrutar la experiencia es permanecer sentado, ya que las cápsulas se mueven fácilmente y este balanceo puede ocasionar algún leve mareo a aquellos más sensibles. La atracción tiene una altura de 60 metros. Para hacerse una idea de su dimensión, se puede tomar como referencia el edificio del Banco Pastor de los Cantones, que mide cerca de 40 metros, o la torre de Hércules, que llega a 55. La noria, que estuvo en grandes ciudades como Barcelona o Valencia y admite mascotas, no está sola en el recinto portuario, ya que la acompañan dos atracciones más —un escaléxtric infantil y coches de choque— y siete puestos de comida y bebida —una heladería, una churrería, un bar, un estand de palomitas, otro de rosquillas, un puesto de cervezas y otro de tequeños y salchichas—.

Las primeras viajeras fueron seis mujeres: tres amigas llamadas Ainara, Ainhoa y Noa, y Susi junto a sus dos hijas, Yaiza y Jessica. Esta madre coruñesa declaró que le encantó el viaje porque A Coruña «es preciosa». En esta jornada solo faltó el sol, precisó la mujer, que estuvo muy pendiente de la inauguración de la noria para ser la primera en disfrutarla. Después de ellas, en la siguiente cabina, subió el presidente de la Autoridad Portuaria, Martín Fernández Prado, quien sostuvo que es una experiencia «muy recomendable» porque «se disfruta mucho». «No soy una persona a la que le gusten las atracciones de mucho vértigo, pero la baja velocidad y las cabinas cerradas te permiten disfrutar de unas vistas fantásticas de la ciudad», apuntó Fernández Prado, quien insistió en que merece la pena ver desde otro punto de vista esta urbe «pequeña y bonita».

A partir de las 19.00 horas se encendieron sus luces led con los colores rojo, verde y azul en constante cambio. Es otro de los atractivos de una noria creada en el 2002, de estilo moderno, que tiene pocos hierros y barras por el centro de la circunferencia, a diferencia de las más antiguas. Su apertura al público se atrasó por el papeleo, ya que estaba prevista para el miércoles. Finalmente, se inauguró ayer porque la empresa promotora presentó la documentación al Concello el pasado lunes y dos días después el Ayuntamiento le requirió la declaración responsable, que todavía no había entregado. Una vez subsanado este trámite, en María Pita se dio luz verde a la noria, que pasó a ser uno de los reclamos de una jornada festiva de San Xoán que regresó a la ciudad por todo lo alto tras dos años de pandemia. Esta iniciativa es parte de la apuesta de la Autoridad Portuaria por abrir los muelles a la ciudadanía. «Se ven algunas zonas portuarias a las que normalmente la gente no puede acceder», comentó Martín Fernández Prado.