Continuando el recorrido iniciado por el Museo Naval de Ferrol, hoy hablaremos del contenido de su gran Sala 1 que, por razones de espacio está complementada por la siguiente Sala 2 titulada: Hacia un nuevo mundo: Navegación y Expediciones Oceánicas. Entre ambas se aborda la evolución de la Armada desde la Edad Moderna a la Edad Contemporánea.
Durante el siglo XVI tres escenarios geográficos fueron fundamentales para las Armadas españolas: el Mediterráneo, con la lucha contra el creciente poder otomano que quedará saldado con el triunfo en la batalla de Lepanto en 1571; el segundo, el Atlántico, con la empresa del Descubrimiento y la expansión en el Nuevo Mundo, que se verá amenazada a partir de mediados de siglo por los corsarios franceses primero y la piratería inglesa y holandesa después; y el tercer escenario es Europa y, principalmente, los territorios de los Países Bajos y Flandes, centro neurálgico del comercio europeo entre el norte y el sur. La sublevación en esos territorios y el apoyo de los ingleses a los rebeldes dará lugar al envío de la Gran Armada en 1588.
Podemos resumir el contenido de esta sala a través de varias secciones con materias y objetos de diferente índole. Sección a. Siglos XVI-XVII-XVIII. Destacan los modelos de armas (cañones), el busto de Álvaro de Bazán, marqués de Santa Cruz, el modelo de la urca Elisabeth y el panel expositivo de la Gran Armada de 1588 (Armada Invencible). A su derecha se pueden observar varias reproducciones de mascarones de proa. Se trata de figuras policromadas en madera que solían llevar los barcos de vela en la parte alta delantera exterior de su proa —tajamar—, según la jerarquía de la embarcación que engalanaba. Su uso fue muy generalizado entre los siglos XVI al XIX en los grandes buques que surcaban los mares. Paulatinamente fueron desapareciendo, con la llegada de los barcos con casco de hierro, aunque en la actualidad todavía se lucen en algunos barcos veleros, como en los llamados buques-escuela. Según la leyenda, la función de los mascarones era la protección del barco y de sus tripulantes, pues representaban algún santo, animal o deidad marina y en su origen iban dentro del buque —cumpliendo su teórica función protectora—, para ser colocados después en la proa, manteniéndose hoy en día esta tradición. Es curioso destacar que se consideraba que la mujer tenía poderes especiales sobre el mar y por eso el mascarón solía representar la imagen de una mujer vestida o semi vestida por la creencia de que una mujer desnuda podía apaciguar tormentas.
Sección b. El rincón de religiosidad en donde, entre otros objetos, se encuentra un altar portátil, y magnífico cuadro de Urbano Lugrís González (pintura sobre tabla), alegórico de San Telmo, patrón de mareantes de España y Portugal.
Sección c. Donde destacan modelos de barcos del siglo XVIII como el Guerrero y Real Felipe y del XIX como las fragatas blindadas Numancia y Zaragoza, además de retratos de varios marinos ilustres y grabados.
Sección d. Está dedicada al resurgir de la Armada en el siglo XX tras el desastre de 1898 y a la construcción naval donde destacan los planes de escuadra de los almirantes Ferrándiz (1908) y Miranda (1915), acompañados del modelo del acorazado España y las maquetas de los cruceros Blas de Lezo o Galicia. Se completa esta sección con el modelo y otros objetos del emblemático crucero Canarias, buque insignia de la Flota, así como algunos objetos del crucero Almirante Cervera.
Ven al Museo Naval de Ferrol y te contamos más cosas (abierto de martes a viernes, de 9.30 a 13.30 h; sábados, domingos y festivos, de 10.30 a 13.30 h). Más información en la web del museo http://armada.mde.es/museonavalferrol y visitas guiadas en la dirección de correo: museonavalferrol@fn.mde.es