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El Festival do Viño de Monforte se desquita de dos años de parón

Luis Díaz
luis díaz MONFORTE / LA VOZ

VEN A GALICIA

La afluencia de público del sábado retrasó el cierre hasta la madrugada

03 jul 2022 . Actualizado a las 19:47 h.

Provisto de la copa de cata con el anagrama del festival, el visitante solicita probar el vino en uno de los puestos. De paso, pregunta al bodeguero la hora prevista de cierre. Cuando le responden que a medianoche, no oculta su decepción: «¡Tan pronto!». A las once de la noche del sábado, minutos antes de que Rosa Cedrón y Nova Galega de Danza actúen en la cercana plaza de San Antonio, la temperatura es perfecta en Monforte y cuesta pensar en marcharse del Festival do Viño da Ribeira Sacra. El paseo del Malecón luce un ambientazo a esa hora, pero no hay agobios ni estridencias musicales. El sonido de fondo son las explicaciones de los bodegueros a un público ávido de conocer las particularidades de cada vino.

«O viño leva diferentes variedades autóctonas dunha viña sobre lousas orientada ao suroeste. O pisado da uva é ao estilo tradicional e a fermentación faise co cango», explica Pedro Rodríguez, de Adega Guímaro, mientras sirve uno de sus tintos con barrica. El Festival do Viño de Monforte no es una muestra profesional, pero se sigue un protocolo similar al de las citas enfocadas a distribución y sumillería. «Cada bodega debe tener su propia línea, una personalidad propia», opina Ángel Fernández, miembro del panel de cata de la denominación de origen. Nadie mejor que el bodeguero para explicar por qué los vinos son diferentes

Cada vez son más las bodegas que no se conforman con vender un mencía del año y, a lo sumo, un godello. Proliferan tintos y blancos con más o menos tiempo en barrica, de variedades tradicionales minoritarias aparcadas hasta ahora, pulidos en recipientes de barro o depósitos de hormigón de forma ovoide, elaborados con uva de varias viñas o de una sola parcela... El rector de la Universidade de Santiago, Antonio López Díaz, dio alguna pista en su pregón. En tiempos de diversidad, dijo, «non se pode caer na uniformidade».

José Rodríguez Gómez, uno de los decanos de la denominación de origen, cedió hace tiempo las riendas de la bodega familiar a su hijo Víctor. Se deja ver, sin embargo, por el festival por si hay que echar una mano. «Cando empezamos pensabamos facer algo relacionado coa gandería, pero o meu sogro era de ribeira e apostamos polo viñedo. É traballoso, pero ten atractivo. O viño da máis que falar», dice el fundador de Val da Lenda. La muestra conjunta de la denominación de origen da juego para hablar de vino. En la noche del sábado, el festival acabaría echando el cierre a las dos de la madrugada.

La lluvia de la sesión matinal del domingo, jornada de clausura del festival, tampoco desanima al público. «Hai subzonas que poderían estar máis representadas, pero o festival da unha boa imaxe conxunta e sirve para transmitir a importancia do viñedo para que a Ribeira Sacra sexa o destino turístico que é», apunta Juan Carlos Varela, de la bodega de Diomondi Virxe dos Remedios. A su lado, Antonio Lombardía, de Pazo da Maga, aboga por dar al festival un programa cada vez más amplio de actividades complementarias. «No es solo cosa de las administraciones, tenemos que implicarnos también desde el sector», apunta.

Un trabajo en equipo

Del lado de la administración municipal, tras dos años de ausencia obligada por la pandemia el compromiso con el festival es claro «Dende este escaparate do conxunto da Ribeira Sacra imos seguir traballando en colaboración cos adegueiros e coa denominación de orixe. Sumando esforzos, multiplicaremos os efectos positivos que pretendemos», manifestó el alcalde y presidente de la Diputación de Lugo, José Tomé, el pasado viernes en la apertura del festival.

César Enríquez, de Adega Cachín, no daba abasto esa calurosa noche para reponer botellas de godello en las cubiteras en las que estaban a enfriar. Falta uva para cubrir la creciente demanda de vinos blancos de Ribeira Sacra, donde hay zonas con enorme potencial para ellos. Los mencías jóvenes acaparan el 80% de la producción, pero fuera de Galicia crece la demanda de tintos de crianza y de otras variedades. El festival también agitó el debate entre los productores sobre el rumbo de la denominación de origen.