Zambúllete y verás que aquí también hay playa. Te descubrimos piscinas naturales, arenales fluviales, pozas y lugares con encanto para refrescarte más allá de la costa
25 ago 2022 . Actualizado a las 15:52 h.¿Quién dijo que lo mejor del verano está en la costa? Aquí te mostramos seis ejemplos para convencerte de que también te puedes zambullir en los paraísos del interior. Acompáñanos en este viaje refrescante por Galicia, a algunos kilómetros del mar.
A Praíña (A Estrada)
El río Ulla a su paso por el municipio de A Estrada y de Teo tiene un área que es una delicia para los bañistas. Además, la asociación Entre As Pontes se esfuerza por que el lugar luzca cada año en todo su esplendor. Además, cuenta con una serie de servicios para que vecinos y turistas disfruten de un refrescante día de verano la mar de a gusto. Hay zona de acampada, baños, lavaderos y grifos. También las autocaravanas son bienvenidas y cuentan con una zona de aparcamiento exclusiva con todos los servicios. Ya no tienes excusa para acudir a esta playa fluvial que ya solo por el nombre que tiene, ya eres bienvenido. El resultado, un buen chapuzón rodeado de belleza.
Playa de A Cova (O Saviñao)
A simple vista, cualquiera diría que estás en un arenal de las Rías Baixas. Nada más lejos de la realidad. Porque esta playa se encuentra en Lugo, en el corazón de la Ribeira Sacra. Y no la baña el océano Atlántico, sino el río Miño. Hechas las presentaciones, el lugar no te dejará indiferente. Eso sí, el espacio es reducido y en los días fuertes del verano se pueden reunir bastantes bañistas, así que se recomienda ir temprano para pasar el día. Además, hay oferta de actividades acuáticas y un restaurante a un paso del arenal. También puedes organizar alguna excursión, como a la iglesia de San Martiño da Cova, que puedes ir andando o al mirador O Cabo do Mundo, uno de los más impresionantes de la cuenca del río Miño.
Pozas de Mougás (Oia, Baixo Miño)
La falda oeste de la Serra da Groba, en Oia, te descubre este lugar mágico donde se encuentra unas de las piscinas naturales más bonitas de Galicia. Es muy fácil llegar, solo debes seguir las indicaciones de la carretera que une Baiona con A Guarda y recorrer una senda a pie. Además, en la zona encontrarás un área recreativa con mesas y bancos de piedra y buena sombra entre pinos para relajarte antes de ponerte a remojo. Es recomendable que vayas temprano porque en verano suele estar muy concurrida. Puedes terminar el día en el Alto da Cabeciña, donde podrás admirar unas vistas magníficas al océano Atlántico.
Praia dos Franceses (A Veiga)
A Veiga, en Valdeorras, es un lugar con gran atractivo turístico, si te gusta disfrutar de la naturaleza y la montaña. Pero, sorprendentemente, también cuenta con varias playas fluviales en el embalse de Prada con merenderos, rutas en catamarán y hasta una pequeña isla en la que hacer una parada. Praia dos Franceses es solo un ejemplo. No tienes excusa para no darte un buen chapuzón.
Santa Isabel (Outeiro de Rei)
En la confluencia entre el río Miño y el Landra se encuentra esta área recreativa que cuenta con una zona de baño para refrescarse las calurosas tardes de verano. Tiene zona de aparcamiento, mesas y un paseo junto al río que nos llevará hasta un gran molino. Podrás visitar también muy cerca el Caneiro de O Piago, aunque en esta zona no te podrás bañar, pero sí merece la pena acercarte hasta allí y disfrutar de la belleza del paisaje.
Piscinas del río Pedras (A Pobra do Caramiñal)
Este municipio costero también tiene una gran belleza en su interior. Prueba de ello son estas piscinas naturales a las que llegarás sin problemas porque cuentan con indicaciones. Pero en cuanto lo descubres, su belleza te fascinará. El agua del río ha ido modelando las rocas hasta conseguir unas pozas que hacen las delicias de todos los que van. Eso sí, déjate caer los días que hace bastante calor porque llegar a este lugar y no darse un baño es como quedarse a las puertas del paraíso y no entrar. Aquí no podrás ir solo para remojarte los pies. Tampoco te olvides de llevar buen calzado para no resbalarte. Y, en la mochila, coloca una buena dosis de prudencia. Es el mejor antídoto contra los riesgos innecesarios. El resto, solo es disfrutar y relajarte.