La catedral de Santiago prohíbe el ritual al ser imposible higienizar la escultura
12 jul 2022 . Actualizado a las 00:54 h.Desde que se limitó el acceso al Pórtico de la Gloria y se prohibió poner las manos y dar cabezazos al llamado Santo dos Croques del parteluz, el ritual más antiguo y popular que aún pervive en la Catedral de Santiago es el abrazo al Apóstol. Un gesto piadoso que este segundo año jacobeo consecutivo, al igual que ya ocurrió con el del 2021, no podrá hacerse porque no es posible higienizar contra el covid la escultura del Maestro Mateo sin dañarla. Con esta limitación que imponen las precauciones para evitar contagios, no quedó más remedio que dejar cerrado el camarín donde está el santo, al que los peregrinos y turistas seguirán sin poder tocar ni ver de cerca.
No se trata de una escultura cualquiera. La del abrazo al Apóstol no solo es una de las piezas principales del maestro Mateo. Es muy delicada porque está policromada y además cuenta con una esclavina de plata, plata sobredorada y pedrerías que no resistiría el contacto con productos corrosivos. La que luce actualmente es una réplica exacta, porque la original se envió al museo catedralicio en el 2004 para protegerla de besos y caricias. Pese a ser una reproducción, posee un gran valor económico y cultural y tampoco puede exponerse a riesgos que la dañen.
«Debemos tener especial cuidado», advierte Daniel Lorenzo, director de la Fundación Catedral de Santiago. «Lo que nos limita es la prudencia de evitar un espacio en el que la gente está acercando la cara y los labios directamente sobre una pieza, y va uno tras otro y no se puede desinfectar. No podemos generar un espacio que se convierta en una oportunidad de generar contagios. Simplemente es esto, es una medida prudencial del mismo modo que mantenemos las mascarillas», añade.
La intención es abrir el camarín del Apóstol lo antes posible, pero la evolución de la pandemia, con otra ola y la aparición de variantes más contagiosas —y menos letales—, no apunta a que la recuperación total de la normalidad en el templo esté próxima. Al contrario. Todo indica que este Xacobeo, extraordinario por durar dos años, terminará sin que se pueda restablecer la tradición.
En un Xacobeo récord, con los mejores registros de llegada de visitantes, la Catedral vive en el verano la mayor afluencia de visitantes. Cada día, son miles los que acuden, aunque la realidad es que la mayoría no conoce cuáles son las tradiciones de la basílica, por lo que pasan por la puerta cerrada del camarín sin hacerse demasiadas preguntas. Por haber, los hay que, como dos despistados turistas valencianos, hasta no saben lo que es el Pórtico de la Gloria y preguntan extrañados por qué hay visitantes en una zona cerrada al paso desde la nave central. «Eso es la obra cumbre de la catedral, señora, no puede irse de aquí sin verla. Tienen que sacar las entradas, que también valen para ver el museo», les explica Javier, un madrileño más informado.
Mientras siga la amenaza del covid, el único ritual que podrá completarse es el de la visita a las reliquias del Apóstol, guardadas en un arca de plata que está depositada en la cripta que hay bajo el altar mayor, justo también debajo de la escultura del abrazo. La puerta por la que se sube al camarín, ahora cerrada de forma permanente, y la que da acceso a la cripta, están situadas una junto a otra. Y como no hay ningún letrero o indicador que explique que, debido a la pandemia, no puede hacerse el abrazo al Apóstol, entre los que guardan la cola para visitar los restos del santo hay siempre alguno que cree que podrá cumplir con el ritual. «Es una pena, pero lo entendemos; hay que prevenir. Al menos entramos en la catedral, que está espectacular tras la restauración», señala una pareja italiana al salir de la cripta.
Con el camarín cerrado al público, para poder ver la escultura del Apóstol a la que es tradición dar el abrazo hay que buscar el único ángulo desde el que se puede ver el santo. No es fácil y, desde luego, solo puede hallarse si se conoce bien la basílica, se dispone de tiempo y, por supuesto, de paciencia. Tal y cómo está ahora la entrada y salida a la cripta —al revés de lo habitual—, la manera de encontrar ese punto exclusivo es, nada más salir de la cripta que guarda los restos del santo, girar a la izquierda en dirección al altar mayor y allí, a poca distancia, mirar a la izquierda. La imagen no suple el ritual del abrazo, pero sí permite acercarse lo más posible a la emblemática imagen. Mientras haya covid, habrá que conformarse.