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Singulares procesiones sobre ruedas en Barbanza

María Xosé Blanco Giráldez
m. x. blanco RIBEIRA / LA VOZ

VEN A GALICIA

Mas de cien vehículos recorrieron Ribeira en honor de San Cristóbal y en torno a 150, Abanqueiro

11 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Los conductores barbanzanos se siguen encomendado a San Cristóbal para protegerse de los peligros de la carretera. Quedó demostrado ayer en Ribeira y en la localidad boirense de Abanqueiro, donde se montaron sendas caravanas de vehículos que, además de la vertiente religiosa de rendirle homenaje al santo, contribuyeron a crear ambiente festivo. Lo vehículos circularon engalanados con flores, banderas y globos, generando a su paso un notable estruendo a golpe de claxon.

En Ribeira fue de nuevo la asociación Alfaia la que, con la colaboración del Ayuntamiento y de la parroquia de Santa Uxía, se encargó de la organización de la cita. Arrancó en la iglesia, donde el cura local, Alfonso Mera, ofició una misa que culminó con una ofrenda floral en el atrio, en memoria de los fallecidos en accidentes de tráfico, en especial, de los camioneros. La nota musical corrió a cargo del grupo tradicional Tahúme.

Esta formación musical y los moteros de Os Reventapistóns, acompañados de un nutrido grupo de vecinos, escoltaron después a la imagen de San Cristóbal hasta el Malecón, donde esperaban más de cincuenta motos, una veintena de camiones y una treintena de turismos y furgonetas. Todos recibieron la bendición correspondiente antes de cular en caravana por las principales calles del casco urbano.

Para el colofón, los participantes se desplazaron hasta la explanada portuaria de la localidad de Aguiño, donde el gremio de transportistas ofreció una degustación de sardinas asadas.

La jornada transcurrió de forma muy similar en Abanqueiro, donde fueron en torno a 150 los vehículos que se sumaron a la caravana que recorrió la localidad después de la misa. Tras oficiar la liturgia, el párroco, José Vilaboa, se apostó a un lado de la carretera y procedió a la bendición de los coches, furgonetas, camiones y motos cuyos propietarios quisieron encomendarse a San Cristóbal para que los períodos al volante discurran sin incidentes.

Ni qué decir tiene que la singular procesión generó gran expectación y fue seguida por numerosos vecinos desde aceras y ventanas de viviendas.