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Tanxugueiras llenó en la primera noche del Festival de Ortigueira

A. CUBA ORTIGUEIRA / LA VOZ

VEN A GALICIA

José Pardo

Abrió con abarrote la edición más ansiada, tras dos años de pandemia

11 jul 2022 . Actualizado a las 10:47 h.

«Galicia es mágica», sentenciaban ayer Juan, almeriense de Sevilla y reincidente del Festival de Ortigueira, y Gemma, jienense asentada en Madrid. Les costó poco persuadir a Carmen, capitalina de origen sevillano, para sumergirse «en este ambiente tan bonito, por las personas, la naturaleza, la playa... todo es increíble». Los tres caminaban por la Alameda sin inmutarse por lo que estaba ocurriendo pocos metros más allá, en la plaza de Isabel II. Allí se estaba inaugurando el Mundo Celta de 2022, con la Escola de Gaitas de Ortigueira, aclamada por los suyos como ninguna otra, y Troula do Ortegal, muy aplaudida también.

Antes del izado de las banderas de las ocho naciones celtas, el alcalde, Juan Penabad Muras, pidió precaución y recordó «o uso obrigatorio das máscaras nos autobuses [do festival]», tras elogiar «a resiliencia e a loita» mostrada por sus vecinos en estos dos años. A ellos les dio las gracias «pola súa disposición e traballo diario», e incidió en la «repercusión económica e a proxección internacional deste escaparate que é o festival». Después intervino Martín Cal, autor del cartel de 2019 y del de esta edición. Mientras, en el Malecón, los artesanos, con las casetas abiertas desde media tarde, buscaban la sombra.

Este es el tercer festival de Anabel Zapata, murciana: «Vengo a trabajar, pero para mí es un viaje, disfrutar del ambiente, la gente... que me cuenten cosas de la zona». Vende bisutería, una proyección de sus experiencias vitales y su pasión por la naturaleza, jugando con flores y hojas que se va encontrando para el diseño de cada pieza. Todo está en marcha en el Mundo Celta, que revive con más ganas que nunca tras el letargo pandémico. En Morouzos mandan el colorido de las tiendas y la alegría de quienes van llegando. Marías, gaiteiro y uno de los fundadores del festival, no estará este año con su puesto en el pinar. Ha impugnado la adjudicación. «Que me vacilen no meu pobo e co meu festival... déronllo a quen non aporta o que esixían as bases», denuncia, molesto. Anoche seguro que no se perdió a Davide Salvado. Tanxugueiras también viajó a Ortigueira, como en 2019, aunque todo haya cambiado tanto. Consiguieron el primer lleno del festival, aclamadas por el público, que demostró saberse al dedillo sus coreografías y sus códigos sobre el escenario. La organización lo resume así: «Emocionante, vibrante e inesquecible regreso».