Tras ocho días, el evento concluyó «superando expectativas»
18 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.La espera mereció la pena. Todo se conjugó a la perfección para que, tras dos años de parón obligado por la pandemia, Ortigueira activase el modo festival y se preparase para su tradicional cita con la cultura celta.
Entre la Alameda y el entorno de la playa de Morouzos se han vivido ocho días de intensa actividad, con propuestas musicales del más alto nivel: «Tanxugueiras, Susana Seivane, Digresk, Wolfstone e Baiuca foron os concertos máis multitudinarios», destacan desde la organización del Festival Mundo Celta de Ortigueira.
Zonas de aparcamiento hasta los topes, banderolas engalanando los balcones de las arterias principales, colas para el avituallamiento en bares y tiendas o conciertos improvisados han marcado la pauta de un evento que sigue haciendo historia y ganando adeptos.
Propuesta redonda
La cita, que arrancaba el pasado domingo con el «non hai fronteiras» de Tanxugueiras como un mantra coreado al unísono sobre el escenario principal, puso el broche, en la noche de ayer, al son de la música del grupo folk revelación Dequenvessendo.
Entre las propuestas más esperadas, el desfile de bandas de las naciones celtas. El recorrido congregó a un total de diez agrupaciones procedentes de distintas partes del mundo, con especial protagonismo de la Escola de Gaitas de Ortigueira, germen de los orígenes del Festival. «Veciños e visitantes gozaron da música perante todo o percorrido. Todo un éxito de afluencia e ambiente», exponen desde la organización.
Cita anual
Entre los asistentes hay quien entiende el festival como un «oasis no que recargar pilas». Es el caso de Guido Álvarez, guía turístico lucense, que ha planificado hasta el último detalle.
«A primeira vez que viñemos foi en 2003, un grupo de amigos da escola e sempre tentamos repetir». Tras la pandemia, este profesional del turismo ha aprovechado para hacer cuadrar sus vacaciones con el evento y acudir al llamado del espíritu celta.
«Este ano foi redondo, accedín á zona de backstage e estiven falando cós artistas», destaca Álvarez de una edición que le resultará difícil de olvidar.
Y es que esta propuesta de promoción de la cultura gallega se ha ido transformando con el tiempo, aunque para muchos sigue siendo, como en sus comienzos, sinónimo de una sensación de «liberdade» más necesaria que nunca tras las restricciones. Mereció la pena esperar y Ortigueira ya piensa en prepararlo todo para la cita de 2023.