Veinte años volviendo a la Edad Media

«Presten atención, Corcubión ha retrocedido en el tiempo», alertaba un pregonero a caballo el 21 de julio del 2001 a todo aquel que se acercaba a Corcubión a través de la comarcal 552. Muchos, seguro, lo tomarían por un loco hasta que llegaron a la Plaza de Castelao, epicentro de un festejo medieval que primero se consolidó, luego creció y ahora, a sus 20 años, ya se regodea con las grandes celebraciones de toda la provincia en busca de la distinción de Festa de Interese Turístico.

El principal promotor fue Carlos Rey, que integraba una de las comisiones de fiestas más participativas de la historia del municipio: esa de los Xabi, Serxio, Alfonso, Drok, Fernando, etcétera. A las Festas do Carmen, que duraban una semana y que contaba con grandes conciertos, festivales de gaiteiros o atracciones en la playa, quisieron unirle entonces una prometedora iniciativa. «Eu virao en Zamora e pensei que sería ideal para Corcubión, por como encaixaría no casco histórico e pola propia memoria do pobo», comenta Carlos, que no tardó en ponerse en contacto con la empresa encargada para pedir un presupuesto. Dos millones de pesetas, que ya suenan también a la Edad Media, y uno más para el resto de costes técnicos, le valdría a la organización.

«Será un espectáculo único», titulaba este medio. Y lo fue. Durante dos días aquella idea que muchos miraban con recelo acabó triunfando. Como si de un hábito de toda la vida se tratase, vecinas y vecinos de Corcubión se envolvieron en prendas medievales pese al intenso calor del penúltimo fin de semana de julio. Caballeros, damas, campesinos, bufones o guerreros. Desde su primera edición, el mercado dejó claro que las clases quedaban a un lado con tal de que todo el mundo se animase. Los turistas quedaban perplejos al observar cómo el paso de peatones de la plaza se había convertido en una especie de Delorean que los llevaba hasta tiempos muy pasados. El éxito fue tan obvio que no dejó dudas en que aquello debía repetirse.

«Cuenta con mi espada»

Antón Lestón

El cambio al euro elevó el presupuesto en el 2002 hasta unos 18.000 euros, pero no importó. De hecho, visto lo visto, se hizo más grande, con ochenta puestos a lo largo de una superficie que también se incrementó. El grupo folk Milladoiro abrió la segunda edición, que consolidó la cita como referencia comarcal. Los que habían renunciado a envolverse en pieles medievales la primera vez sí lo hicieron a la segunda y la gente de fuera, lo mismo. El clima era totalmente extraordinario, y a esa predisposición popular se unieron actos inmersivos como los continuos pasacalles musicales, de gaitas y tambores, la quema de la bruja, los paseos en camello o la posibilidad de interactuar con bestias como serpientes y grandes aves.

Se eligió el Desembarco

Pero si una decisión marcó los 20 años de historia, esa fue la de relacionar el mercado con la propia historia del concello. Había múltiples opciones, pero desde aquella primera organización Corcubión 2000, eligieron la batalla entre las tropas del arzobispo compostelano Rodrigo de Luna y las hordas locales de campesinos liderados por el esclavo Gómes de Rioboo, que servía a los condes de Altamira, Rodrigo de Moscoso y Xoana de Castro. Corría el 1457 y la localidad era entonces un punto de enfrentamiento entre el poder de la iglesia compostelana y la nobleza laica. Cee y Fisterra pertenecían al dominio eclesiástico, mientras que Corcubión aparece como villa vinculada a una de las casas nobles más importantes de la historia de Galicia: los Moscoso de Altamira.

El arzobispo ordenó entonces un ataque que se forjó con una quincena de barcos desembarcando a las orillas de la ría. Pero ni por un momento se podían imaginar la bravura y valentía de los vecinos y vecinas, que repelieron la ofensiva con armas y artimañas menos sofisticadas que las de sus rivales. Gómes de Rioboo fue el héroe local y alguna crónica de la época comenta que, como premio, los Condes le regalaron las Torres do Allo, en Zas.

Pues bien, más de quinientos años después la historia demostró funcionar y las representaciones fueron elevando su nivel hasta calar en la sociedad corcubionesa como una forma de reivindicar lo suyo. Pocos quedan en el municipio que no hayan teatralizado ya aquella disputa y hasta el protagonismo, encarnado en Xoana de Castro, ha pasado de hermana a hermana. Tanto ha calado, que ya es el eje central de todo el fin de semana para remarcar la diferencia del de Corcubión al resto de Mercados Medievales. En la Praia de Quenxe, hoy, a partir de las 22.30 horas.

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