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Cruceristas en Ferrol: «Queremos ver la arquitectura y conocer las calles»

aldara castro meizoso / a.u. FERROL / LA VOZ

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Jakob, Nickie, Phylis y Esteban llegaron desde California.
Jakob, Nickie, Phylis y Esteban llegaron desde California. MARTA BALADO

El Seabourn Quest atracó en el puerto y zarpó a primera hora de la tarde

29 jul 2022 . Actualizado a las 04:49 h.

A las 8 de la mañana de ayer jueves el Seabourn Quest soltó el ancla en el muelle de Curuxeiras. Con 198 metros de eslora, 26 metros de manga, 11 cubiertas y capacidad para más de 800 personas entre pasajeros y tripulación, el buque es un imponente de crucero de lujo que por su tamaño reducido puede acceder a puertos como el de Ferrol. De hecho, tan solo un día antes de visitar Curuxeiras el barco hizo parada en Leixões, en el municipio portugués de Matosinhos, desde donde sus pasajeros pudieron acercarse a conocer la ciudad de Porto.

El crucero estuvo la mañana del jueves atracado en Curuxeiras.
El crucero estuvo la mañana del jueves atracado en Curuxeiras. MARTA BALADO

Aunque la parada en Ferrol fue muy breve, con el Seabourn soltando amarras a las 3 de la tarde, a lo largo de la mañana las zonas del puerto y de A Magdalena se llenaron de turistas que quisieron apearse para visitar la ciudad. Ese fue el caso de Jakob, Nickie, Phylis y Esteban, que buscaban los principales atractivos de la ciudad naval «para poder aprovechar las pocas horas que tenemos aquí». Estos cuatro californianos subieron al crucero en Venecia para embarcarse en un viaje de 24 días en el que lo que más buscaban era «conocer sitios nuevos». Y aunque lo están consiguiendo y se muestran muy satisfechos con su viaje, lamentaron que «en estos días hubo muchos casos de covid en el barco».

Martha y Wendy son dos amigas que enfrentaron esta pequeña parada con otra actitud: «Nos lo tomamos con calma, vamos a tomarnos un café y a dar un pequeño paseo, nada más». Las dos disfrutaron mucho la escala en Porto, así que pretenden tomarse esta pequeña parada como «una mañana de descanso, para tomar el aire, sentarnos en una buena cafetería y no hacer nada».

Martha y Wendy pasarán 39 días viajando en el Seabourn Quest.
Martha y Wendy pasarán 39 días viajando en el Seabourn Quest. MARTA BALADO

La proximidad al buque de la Oficina de Atención al Peregrino les facilitó las cosas a algunos de los pasajeros. Fue el caso de Philip, que se acercó hasta allí para solicitar un mapa y «simplemente seguir las recomendaciones que me hagan». Para él, lo más importante era «ver la arquitectura del lugar y conocer sus calles», según explicó.

El Seabourn Quest reanudó su viaje a primera hora de la tarde. Tras haber atracado en puertos como Valencia o Cartagena, en los próximos días recalará también en Santander, antes de continuar su itinerario por Europa.