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Y después de dos años... ¡Subimos al escenario sin mascarillas!

Carmen Novo LA VOZ / REDACCIÓN

VEN A GALICIA

Néstor Peña, vocalista en la Orquesta Olympus
Néstor Peña, vocalista en la Orquesta Olympus

Las orquestas vuelven a ser el centro de las fiestas en Galicia tras dos temporadas de parón obligado

07 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Los fines de semana de verano, el campo de la fiesta se llena. Durante la semana, también. Los martes, los miércoles, los domingos a la noche y demás días. Para muchos gallegos sus vacaciones transcurren en coche, de pueblo en pueblo y de orquesta en orquesta. Este año, todavía más: tras dos temporadas de parón han vuelto las verbenas, y tanto el público como los integrantes de las formaciones viven el momento con ganas.

«La gente necesita esa alegría que le quitaron» dice Néstor Peña, uno de los cantantes de la Orquesta Olympus. Durante estos dos años, con las restricciones que impedían las reuniones sociales, sus apariciones como formación se limitaron a unos cuantos programas de televisión. Pero, tal y como añade Iván Rodríguez, cantante y director de la Orquesta New York, «nosotros no podemos vivir de cuatro o cinco actuaciones al mes».

«Sabíamos que el ocio no iba a ser lo primero en abrir» comenta Peña. Por eso, sin una fuente estable de ingresos, muchos se vieron obligados a buscar un trabajo al margen, apartados del mundo del espectáculo. En su caso, volvió a su profesión anterior, la de sanitario. Allí, frente a la incertidumbre que suponía pensar de nuevo en el escenario, encontró «la estabilidad que hacía años que no sentía».

Otros compañeros suyos, sin embargo, tuvieron que recurrir a trabajos que no habían desempeñado jamás. «Aceptábamos lo que surgiera», recuerda Rodríguez. Él, por ejemplo, se dedicó a la hostelería, y, cuando surgía la oportunidad, a dar conciertos en acústico. Algo que, de alguna manera, le seguía vinculando a la música.

Iván Rodríguez, de la Orquesta New York.
Iván Rodríguez, de la Orquesta New York.

La misma suerte tuvieron Leo García y David Seara, cantantes en la Orquesta Finisterre. Al margen de la formación, pudieron seguir dando pequeños conciertos con su dúo Urakán: «Actuábamos en pequeños restaurantes, y, cuando se levantaron un poco las restricciones, hacíamos bolos con las personas sentadas», comenta García. Recurrieron, entre otras cosas, a la composición de canciones de autoría propia, una salida que también exploraron orquestas como El Combo Dominicano o Panorama durante el período de inactividad.

David Seara y Leo García, cantantes en la Orquesta Finisterre.
David Seara y Leo García, cantantes en la Orquesta Finisterre.

«Hicimos lo que pudimos, también con ahorros que guardábamos de otros años. Si no, somos conscientes de que tendríamos que haber cambiado de profesión. Las personas que nos dedicamos a esto tenemos que subsistir, y lo principal es mantener a nuestras familias y pagar el alquiler», concuerdan ambos. Su otra compañera en las voces de Finisterre, Laura Añón, dejaba el puesto con la pandemia. Tras veinte años dedicada a la música, su alternativa profesional fue al volante de un bus escolar.

La hora de volver

Desde principios de año, con el levantamiento paulatino de las restricciones, el regreso comenzaba a ser una realidad. Entonces, surgieron las dudas: ¿valía la pena dejar todo lo cosechado durante este tiempo para volver a un gremio tan inestable? «Por un poco que se torciera la situación, íbamos a ser los primeros en parar», reflexiona Néstor Peña. No obstante, no tuvo que pensar mucho su decisión: «Al final, la cabra tira al monte. Decidí repetir lo que hice cuando comencé en la música, dejar la sanidad», comenta decidido.

Su compañero Antonio Cantorna, camionero y técnico de montaje en la Orquesta Olympus, hizo lo mismo. Cuando terminó su contrato como camarero y ya tenía decidido regresar, le ofrecieron otro trabajo que rechazó. «Si te gusta la profesión, decides volver. Somos los primeros en querer impulsar el ocio», comenta. Lo mismo le sucedió a Iván Rodríguez, que desde un primer momento lo tuvo «muy claro». Dicho de otra manera, son casos en los que se impuso la pasión ante la seguridad.

No obstante, cuentan que muchos de sus compañeros no volvieron por miedo. «Cuando empezamos a ensayar no estaba todo dicho. No sabíamos si iba a ser la vez definitiva e íbamos a poder girar toda la temporada. Sin tener las actuaciones concertadas y pagadas, muchos no pudieron dejar el trabajo para centrarse en esto», añaden Leo Rodríguez y David Seara.

No fue un mal que afectara únicamente a personas aisladas. Todos hacen hincapié en que hay muchas orquestas que todavía no han salido. De esas, unas cuantas no tienen pensado hacerlo. «Fue un golpe muy duro para el sector, y aún encima subieron los gastos. Sin ir más lejos, el gasoil, necesario para el transporte», explica Rodríguez.

Muchas ganas de verbena

Según los cantantes, volver fue como empezar de cero. Fernando Bouza, vocalista en la Orquesta Marbella, afirma que, pese a notar el año de parón, retomar la dinámica es «un subidón». Éric Hidalgo, cantante de La Ola ADN, describe esa sensación como «el mono» de subirse a los escenarios.

Su caso es diferente: como miembro de Los Satélites, formación en la que trabajaba, se retiró justo antes del parón, en 2019. No obstante, hace unos meses decidió retomarlo. Lo que a simple vista puede parecer una decisión cuanto menos arriesgada, oculta un motivo muy claro para Hidalgo: «Entre otras razones, lo dejé porque la gente ya no venía a las verbenas para disfrutar de la música. Llegaban con las bolsas de botellón y, con tal de escuchar algo de ruido, les daba igual. Ahora la situación ha cambiado. La gente tiene ganas de divertirse, de bailar y de cantar con nosotros. Vienen personas de todas las edades a pasarlo bien, incluso niños. Es mucho más gratificante». Comparte esta visión Antonio Cantorna, que ve al público «más agradecido y viviendo mejor el espectáculo».

Fernando Bouza, de la Orquesta Marbella.
Fernando Bouza, de la Orquesta Marbella.

Lo mismo percibe Iván Rodríguez: «Desde que salimos, veo más gente. Sobre todo, mucha más juventud. Antes, con el primer pase, las orquestas llenaban los recintos, pero, a medida que avanzaba el segundo, todo el mundo empezaba a irse. A las últimas canciones ya se quedaban pocos. Ahora no es así, se quedan hasta el final y se les ve disfrutar», reflexiona. De igual manera, Néstor Peña recalca lo mucho que están gustando: «Hablando de la escena general, antes había orquestas y fiestas más pequeñas que no movían a tanta gente. Ahora da igual que fiesta sea o que orquesta actúe, el campo se va a llenar de todos modos», añade.

Sembrar para recoger

Iván Rodríguez comenta que, cuando volvieron, tenían las expectativas mucho más bajas sobre lo que pudiera pasar. «Empezamos a ensayar en febrero, con la ola de covid, y las contrataciones no eran tan altas», dice el cantante. Pero, a medida que la situación mejoraba, comenzaron a llenar fechas.

En la Olympus, van un paso más allá. Afirman tener ya contrataciones para el verano que viene, con un año vista. Por eso son optimistas: «Es un período de tránsito. No hay la misma cantidad de fiestas que había antes, pero sabemos que el próximo año va a venir mejor», apunta Peña.