Lucen las pinturas murales y el retablo mayor de la catedral de Mondoñedo, que «agora resplandece»
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Ayer se presentó el resultado de los trabajos de restauración llevados a cabo en los últimos meses
03 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.«Agora resplandecen». Así de expresivo se mostraba ayer Pedro Díaz Fernández, deán de la catedral de Mondoñedo, poco antes de la presentación de las pinturas murales y el retablo mayor de la seo mindoniense tras los trabajos de restauración llevados a cabo en los últimos meses. Los murales al óleo de la bóveda del transepto del maestro Terán vuelven a lucir como cuando fueron pintados hace más de dos siglos. Son cuatro escenas del Antiguo Testamento que, con las pinturas del mismo autor en la capilla mayor, constituyen uno de los murales más importantes del siglo XVIII en la provincia lucense. «Algunhas figuras xa nin se vían!», apuntaba Pedro Díaz. También se han restaurado las imágenes del altar mayor -«parecen recentemente feitas», añadió el deán- y el marco de las icónicas pinturas góticas en los muros exteriores del coro, de finales del siglo XV, donde se narra la escena de la degollación de los inocentes y los milagros de san Pedro.
La presentación de las pinturas restauradas en la catedral mindoniense, un paso estratégico del Camino Norte, levantó una gran expectación. Antes de las siete y media de la tarde se formaron largas colas de gente para asistir al acto inaugural, a cargo del conselleiro de Cultura, Román Rodríguez, y del obispo Fernando García Cadiñanos.
Esta actuación, con una inversión de 270.000 euros, tiene un marcado carácter simbólico, por ser la primera de una decena incluida en el Plan Catedrais de la Xunta, que destina 6,5 millones a la basílica mindoniense.
Entre las distintas intervenciones, la limpieza superficial permitió descubrir los colores originales de las pinturas. En otros puntos se consolidaron los estratos pictóricos y aligeraron los barnices oscurecidos por el humo procedente de velas y teas con las que durante siglos se iluminó la catedral.
En el retablo del altar se asentó la pintura y la carpintería que presentaba riesgo de perderse. Finalmente, se retiraron elementos metálicos que no ejercían ninguna función en la actualidad. Más que nunca, la catedral mindoniense se convierte en punto de referencia del Camino Norte.