La ampliación del Aquapark, en cabeza de todos, «pero é un proceso lento»

Ya es un clásico y, como tal, no deja de funcionar. Da igual que las nuevas redes descubran lugares espectaculares, que el destino en verano sigue siendo el parque acuático de Cerceda. Por lo menos, así lo dicen las cifras, que marcan un tope que no se alcanzaba desde el 2016, pues desde el 11 de junio al 31 de julio entraron al recinto 66.100 personas. «A verdade é que está sendo unha tempada moi boa grazas á fin das restricións e a boa meteoroloxía, que permite encher o lugar calquera día da semana», comenta Sonia Bocija (Cerceda, 1977), técnica del Área de Cultura y Turismo en el Concello de Cerceda y una de las responsables directas del parque.

El fin de la pandemia fue el pistoletazo de salida para este gran resurgir, pues el covid no solo afectó a las cuestiones referidas con el aforo: «Recuperamos as excursións de fin de curso en xuño e as dos campamentos e doutros concellos en xullo», cuenta Bocija. Las de este último mes, sobre todo, son verdaderamente vitales para la buena marcha del Aquapark, pues atraen varios autobuses cargados todos los días. Niños y mayores que llegan, además, desde todas las partes de Galicia y Asturias, pues la técnica señala a los del Principado como los «extranjeros» más comunes verano tras verano. Ahora comienza agosto y la demanda es ya más variada. «Xa nos chama moita xente que vén pasar as vacacións e quere vir polo menos un día», advierte una Sonia que añade: «Parécelles moi curioso que haxa un parque así no Norte, e máis en Galicia».

Lo cierto es que el de Cerceda, el parque acuático más grande de Galicia, no es muy común por diversos motivos. El primero, el precio, pues, pese a la subida a la que se vieron obligados este año, cuesta 10 euros al adulto y 7 euros al niño mayor de 4 años. Unas tarifas muy asequibles si se comparan con las de otras grandes superficies del mismo estilo. El fin de semana incrementan un euro cada una, pero sigue siendo muy aceptable, y más si se tiene en cuenta la permisividad con la comida y bebida. «Ofrecemos condicións moi favorables, como que poidas traer a comida, a bebida, os parasoles ou mesmo a mesa e as cadeiras sen custo», señala Sonia Bocija. En el recinto también las alquilan, pero la decisión de permitir su acceso incentiva a muchas familias a pasar un típico domingo de playa sobre el verde césped del parque.

Futura ampliación

Más allá de las familias, que siguen siendo mayoritarias en el recinto, los jóvenes son los usuarios principales de las atracciones y, sobre todo, de los grandes toboganes. Con las nuevas líneas de autobús, esta tendencia se ha incrementado y ha propiciado imágenes continuas de colas multitudinarias para los dos puntos más demandados del parque. «Na cabeza de todos está xa unha futura ampliación moi dirixida a esas grandes atraccións, pero aínda que xa se comezou a mirar, é un proceso lento», confirma Bocija. Un nuevo impulso que podría hacer aún más grande un recurso en el que ya trabajan 65 personas en verano, incluidos más de 20 socorristas.

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