El evento también ofrece conciertos y actividades de ocio
04 ago 2022 . Actualizado a las 10:57 h.La familia Granados Pérez lleva ocho generaciones dedicándose a la alfarería. En la familia Añón Caamaño ni siquiera recuerdan quién fue el primero en iniciarse en este oficio. Sin duda, la tradición es la tendencia que se repite a lo largo de los puestos del Alfaroleiros, inaugurado ayer en el parque Luis Seoane de Santa Cruz, y que permanecerá hasta el domingo.
En los carteles colocados frente a cada comercio se pueden ver las diversas procedencias de los 22 artesanos que «han venido desde varios puntos de la península ibérica», explicaba el director general de Comercio y Consumo de la Xunta, Manuel Heredia. Cada parcela ofrece artículos únicos y diferenciados, desde utensilios de cocina como platos o morteros, hasta huchas de distinta morfología. Y todo este conjunto de enseres se extiende en el césped a lo largo del parque, escalonados gracias al desnivel del terreno, algo que los visitantes agradecen puesto que «es una manera muy original de exponer los productos para poder verlos todos a la vez».
«A esencia do auténtico»
Esta edición del Alfaroleiros, la 28, se enmarca bajo el lema «A esencia do auténtico», con el objetivo de homenajear a los oleiros que conservan viva la cultura popular de sus lugares de origen. Xosé Regueira, vicepresidente de la Deputación, hizo una alabanza a este oficio secular símbolo de «diversidade e riqueza cultural, cun sentido práctico e útil, e que ademais xera identidade no territorio». También aprovechó el momento para hacer una crítica al cambio climático y a sus cómplices. «Cremos que somos donos dun planeta inesgotable e esquecémonos da nosa economía rural, da oleiría», declaró.
A medida que avanzaba la jornada, las calles de Santa Cruz se llenaron de transeúntes que buscaban el recuerdo perfecto para sus hogares. «Me quería llevar todo el tenderete, pero al final me quedé solo con esta bandeja», explicaba una turista colombiana. A su vez, el trinar de los pájaros simulado por los silbatos de barro se adueñó del ambiente, alegrando un día que se presentó encapotado, un hecho que el alcalde de Oleiros, Ángel García Seoane, agradeció, ya que la gente escogería la feria en lugar de la playa. «Eu non son crente pero os de alá arriba deben crer en min», confesó entre risas.
Estos cinco días, Alfaroleiros ofrecerá actividades de ocio y música en directo, que completarán esta exposición de artículos hechos «por amor al arte».