
Rocío Caamaño dio un emocionante concierto a pocos metros del acceso a la cascada
08 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.La playa es uno de los grandes reclamos de O Ézaro, no la única, pero en torno a ella (la Festa da Praia) se articula un polo de actividades en el primer fin de semana de agosto que, tras el parón pandémico, han recuperado el puso. Y se han orientado más hacia los lúdico, cultural, social, familiar, y un menos a aquellas competiciones en la arena de antaño. Ha sido una buena elección porque el público respondió los dos días, y además a una oferta variada. Abrir el espectro a veces es arriesgado, pero a la organización le salió bien.
Desde la sardiñada de ayer, en la que se agotó todo, hasta las prácticas de OCR, con mucha participación de niños, pasando por la exhibición de danza o los juegos. También el tiempo ayudó, y eso que ayer amaneció cubierto. No tanto como la niebla del sábado por la tarde-noche, pero al final fue casi una ayuda para tener una luz elegante de cara a contemplar la iluminación de la cascada, abarrotada de visitantes, con un control constante para evitar aglomeraciones. Y destacó el concierto de Rocío Caamaño, todo un lujo artístico bajo la pérgola que se recordará mucho tiempo. Un poderío de voz y calidad artística general.
