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París de Noia y fuegos entre la niebla para despedir las fiestas de Ribeira

Álvaro Sevilla Gómez
Á. Sevilla RIBEIRA / LA VOZ

VEN A GALICIA

MARCOS CREO

Éxito de convocatoria en una celebración que reunió a miles de personas en Santa Uxía a lo largo de cinco días

09 ago 2022 . Actualizado a las 12:17 h.

Seguramente muy pocos vecinos podrían imaginarse que acabarían echando en falta los autos de choque, la tómbola, el bingo, el saltamontes y las carreras de camellos. El «otro jamón, otro jamón» y el «todos los regalos tocan, todos los regalos salen» volvieron a convertirse en la banda sonora de Santa Uxía de Ribeira a lo largo de los cinco días de fiesta. Las miles de personas que se dieron cita en la capital de Barbanza se despidieron de la celebración de la mano de la París de Noia y de unos fuegos de artificio que quedaron empañados por una niebla que cubrió por completo la ría de Arousa.

Brilló por ello más la orquesta reina de la comarca, que en sus dos pases reunió a un buen puñado de personas en el malecón. Al ritmo de los grandes éxitos de cada verano, centenares de personas bailaron hasta que a medianoche les tocó enfilar el camino hasta el paseo de O Touro para un espectáculo pirotécnico y musical que, aunque la organización había hecho un importante esfuerzo para tratar de renovarlo, quedó tapado y eclipsado por la niebla.

La niebla eclipsó a los fuegos de artificio
La niebla eclipsó a los fuegos de artificio MARCOS CREO

Sonrisas

Poco importó, las sonrisas de los adultos y las caras de ilusión de los niños se repartieron por unos puestos de feria que en esta edición triunfaron como nunca. No quedó jamón, televisión y freidora de aire que se librara de acabar siendo repartida entre las centenares de personas que cantaron bingo.

Y los huecos en las atracciones también fueron la anécdota y no la tónica en unas fiestas en las que la inflación quedó para otro día. Críos, adolescentes y adultos no dudaron en lanzarse a la aventura en barcos vikingos, trenes, artilugios de todo tipo, barracas de tiro, dardos o lo que tocase. Alguno, a pesar del mareo después del viaje, no se amilanó y siguió disfrutando de unas fiestas que siempre acaban atrapando con sus luces de neón.

Aunque los críos fueron los grandes protagonistas, también hubo un espacio para el resto de públicos. Incluso los roqueros tuvieron su hueco con las dos bandas tributo, Rayo Stoned y The Wires, que emularon a los Rolling Stones y a AC/DC. La música tradicional la honraron Xisco Feijoo y unos gaiteiros que acabaron siendo reclamados en bares y espacios de todo tipo. Aunque eso sí, la canción más repetida fue sin duda la de Quevedo y Bizarrap, que, a pesar de que todos los pinchadiscos que visitaron Ribeira la repitieron hasta la extenuación, la gente siguió cantándola. Eran fiestas. Se notaba.