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O Carballiño volvió a crear la tapa de pulpo más grande del mundo

Fina Ulloa
fina Ulloa OURENSE /LA VOZ

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Una treintena de pulpeiros llenaron a rebosar un plato de 5,37 metros de diámetro.
Una treintena de pulpeiros llenaron a rebosar un plato de 5,37 metros de diámetro. Santi M. Amil

Una treintena de miembros de la Asociación de Pulpeiros picaron 515 kilos en once minutos exactos

09 ago 2022 . Actualizado a las 22:32 h.

Silvia Baranda estaba este martes por la tarde emocionada y nerviosa. Casi tanto, contaba, como en el 2010. Aquel fue el año en el que un grupo de pulpeiros decidieron aportar su granito de arena a la fiesta carballiñesa que ensalza el manjar por excelencia de la gastronomía gallega: el pulpo. «Daquela xuntámonos sete e eu era a única muller», recordaba la pulpeira que heredó el oficio con la sangre, como la mayoría de estos profesionales que han llevado el nombre de O Carballiño a los más insospechados rincones del mundo. En su caso, sigue una saga familiar iniciada por su bisabuelo. Un antepasado que, sin duda, habría estado este martes más que orgulloso de ver la habilidad con la que trabajó con la tijera su descendiente. Junto a una treintena de compañeros, ayudó a fijar un nuevo récord para la tapa de pulpo más grande del mundo.

Un reto que nació, como un complemento más al programa lúdico, casi como una broma. Aquel primer año picaron 120 kilos en un plato de madera similar a los que se reparten con el pulpo á feira en cualquier romería, pero fabricado a propósito. Medía algo más de dos metros de diámetro.

El notario llamado para la ocasión lo comprobó todo y O Carballiño pudo registrarse así por primera vez en el libro de Guinness de los récords. La hazaña les llevó trece minutos.

Desde entonces han cambiado muchas cosas en el mundo y a Silvia le ha salido alguna cana, pero los miembros de la Asociación de Pulpeiros de O Carballiño se han mantenido fieles a la cita, que ya es un elemento imprescindible de la fiesta y atrae cada vez a más público. Año tras año, fueron sumando kilos y ampliando el diámetro del plato. Y al mismo ritmo que fue creciendo el récord, aumentó también la expectación.

Este martes, la plaza Maior, frente a la casa consistorial, volvía a estar a reventar de vecinos y visitantes que no querían perderse esta actividad, a medio camino entre espectáculo y hazaña, pese a los 38 grados que marcaba el termómetro de un establecimiento farmacéutico cercano.

Después de los dos años de ausencia, por la pandemia, había ganas de disfrutar del espectáculo. «Temos que comprobar que non perderon maña», bromeaba Agustín, uno de los muchos emigrantes que retornan por vacaciones desde el otro lado del charco y que se dieron cita en la plaza para disfrutar con la exhibición de habilidad de los pulpeiros.

Y no les defraudaron. El reto era superar los 500 kilos que se picaron en el 2019 en un tiempo de 11,4 minutos. A las ocho en punto de la tarde, y tras una cuenta atrás de diez segundos, las tijeras comenzaron a volar y a sonar con tal intensidad que, en algún momento se sobreponían a la música de la banda de gaitas que amenizó la cita. Solo el «cuidado voy» de los ayudantes que transportaban el pulpo cocido hasta el plato, o el «pulpo aquí» de los que iban agotando material, rompían esa mezcla musical. Cuando todos levantaron las manos porque ya no quedaba nada en los calderos, habían picado los 515 kilos de cefalópodo que metieron a cocer. El plato —que ahora mide 5,37 metros— aparecía cubierto y los aplausos arreciaron cuando se anunció que el nuevo récord dejaba el tiempo en once minutos exactos. A partir de ahí, estalló la fiesta. Tras aderezarlo con la sal, el pimentón y el aceite, comenzó el reparto de raciones, que incluían pan, vino, rosca y plato de recuerdo, por siete euros.